miércoles, 30 de septiembre de 2015

Sergio Aguayo - La magistrada

A la memoria de Hugo Gutiérrez Vega

MIguel Ángel Mancera y el Partido de la Revolución Democrática me recuerdan a los conversos que abjuran de sus errores después de experimentar una revelación. Andan prometiendo que ahora sí escucharán con respeto a la ciudadanía y adoptarán causas tan sentidas como el desorden urbanístico.



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Raymundo Riva Palacio - El caso López Dóriga

Todos los días, en el arranque de su columna en Milenio, Joaquín López-Dóriga publica un aforismo bajo el seudónimo de Florestán.

El viernes, frente a las versiones que por la denuncia de extorsión contra su esposa y la acusación que quiso chantajear a la empresaria María Asunción Aramburuzabala, una de las empresarias más importantes de México, sus días como conductor del noticiero estelar de Televisa estaban contados, escribió burlón y desafiante: “Los hay que, en su miseria humana, andan por la vida repartiendo falsos certificados de defunción”. Para el buen entendedor, López-Dóriga aseguró que su patrón lo respaldaba.









Ciro Gómez Leyva - El septiembre de Aurelio Nuño

Si el septiembre del secretario de Desarrollo Social José Antonio Meade rondó la insignificancia, el de Aurelio Nuño fue todo lo contrario, al punto de que hoy que comparezca ante los senadores, lo hará como Secretario de Educación Pública y no todavía como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República. Una transformación que no era fácil siquiera de iniciar en un mes. Nuño la hizo. O, si se prefiere, la está haciendo con éxito.

“Complicada la posición de Aurelio Nuño”, apunté aquí el 28 de agosto. “Deja el invernadero para tratar de florecer en la hierba de una SEP de donde nadie ha salido robustecido políticamente en 22 años, desde que Ernesto Zedillo se sumó como segundo de la campaña de Luis Donaldo Colosio”. Por lo visto en estos 30 días, y a diferencia de Meade, su estrategia de arranque no fue de cautela extrema para medir en dónde estaba parado y hacía dónde se podía mover. Quizá su puesto en Los Pinos le dio un conocimiento de la SEP que le facilitó brincar ese tramo. Porque no paró de hacer y decir en el mes patrio. Veamos:








Eduardo Ruiz Healy - Las ZEE

En Tapachula, Chiapas, el presidente Enrique Peña Nieto presentó ayer su Iniciativa de Decreto por el que se expide la Ley Federal de Zonas Económicas Especiales y se adiciona el artículo 9 de la Ley General de Bienes Nacionales. La iniciativa está compuesta por una amplia exposición de motivos (26 páginas), el proyecto de la Ley Federal mencionada (22 páginas) y la adición al artículo 9 de la Ley General también aludida (una página).

El proyecto de la ley que el presidente envió ayer a la Cámara de Diputados consta de 47 artículos y tres transitorios y habrá que ver cómo queda después de que los diputados y senadores la analicen, modifiquen y aprueben.








Sergio Sarmiento - Una colombiana

"Los migrantes no son criminales". 

 Carlos Fuentes 

A joven y atractiva mujer arribó a la terminal 1 del aeropuerto en un vuelo de Interjet de Bogotá. Al llegar al puesto de migración presentó con una sonrisa su pasaporte colombiano.



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Giovanni Papini – Dos imágenes en un estanque

Giovanni Papini  ( 1881 - 1956 )

Dos imágenes en un estanque

¿Sólo para volver a ver mi rostro en un estanque muerto, lleno de hojas muertas, en un jardín estéril, me detuve después de tanto tiempo en la pequeña capital? Cuando me aproximaba a ella no pensaba tener otro motivo que éste.

Regresando del mar y de las grandes ciudades de la costa, sentía el deseo de las cosas ocultas, de las calles estrechas, de los muros silenciosos y un poco ennegrecidos por las lluvias. Estaba seguro de hallar todo eso en la pequeña capital, en la ciudad donde había estudiado durante cinco años, con maestros de clásicas barbas blancas, las ciencias más germánicas y más fantásticas.

Recordaba a menudo la querida ciudad, tan sola en medio de la llanura, como una exiliada (he pensado siempre que existen también ciudades desterradas de su propia patria), sin río, sin torres ni campanarios, casi sin árboles, pero totalmente quieta y resignada en torno al gran palacio rococó, en el que charla y duerme la corte. En las calles, a cada cien pasos, hay un pozo y junto al pozo una fuente y sobre cada fuente un guerrero de terracota, pintado de azul y rojo pálido.

Recordaba también la casa en que viví durante los años de mi aprendizaje científico. Mis ventanas no se abrían sobre la plaza sino sobre un gran jardín, cerrado entre las casas, donde había, en un rincón, un estanque circuido por rocas artificiales. A nadie le importaba el jardín: el viejo señor había muerto y la hija, aburrida y devota, consideraba a los árboles como herejes y a las flores como vanidosas. También el estanque había muerto por su culpa. Ningún chorro brotaba ya de su seno. El agua parecía tan cansada e inmóvil como si fuese la misma desde hacía una cantidad enorme de años. Por lo demás, las hojas de los árboles la cubrían casi enteramente e incluso las hojas parecían haber caído allí en otoños míticamente lejanos.