miércoles, 12 de diciembre de 2012

Salvador García Soto - El otro Chuayffet


El Emilio Chuayffet que sorpresivamente para muchos -incluida la maestra Elba Esther-llegó a la Secretaría de Educación Pública no es exactamente el mismo político que en 1995 ocupara la Secretaría de Gobernación y desde ahí concibiera un fallido proyecto para aspirar a la Presidencia en el año 2000.

Aquel Chuayffet que, invitado por Ernesto Zedillo para ser el responsable de la gobernación del país, llegó al gabinete con honores y fue nombrado secretario en una ceremonia especial en el salón Juárez de Palacio Nacional, donde el presidente le confirió un poder ilimitado para que operara políticamente desde Bucareli, mientras él desde Los Pinos se encargaba del complicado manejo económico de una nación que superaba su más dura crisis, pues de todos era sabido que a Zedillo no le gustaba mucho la parte política que delegó prácticamente en su flamante secretario de Gobernación.



Leo Zuckermann - La importancia de ganarle a Gordillo, el SNTE y la CNTE


Impecable, hasta ahora, el manejo del nuevo gobierno en materia educativa. Al parecer van en serio y por todas las canicas. Con el apoyo de la oposición, el presidente Peña está diciendo "esto es lo que quiero y, para que no haya dudas, lo voy a poner en la Constitución". Me refiero a la evaluación obligatoria de alumnos y maestros más la carrera magisterial basada en el mérito.
Aplaudo esta decisión. Como aplaudo que los tres principales partidos se hayan puesto de acuerdo para enfrentar al grupo de interés que sistemáticamente se ha opuesto a estos cambios: los dos grupos sindicales del magisterio, el SNTE y la CNTE.


Sergio Aguayo Quezada - Vandalismos

Para Alejandro Solalinde, justamente reconocido

La violencia vandálica es terca y se niega a salir de la vida pública. Reaparece en la calle y busca resquicios por doquier.

El 2 de octubre de 1968 los vándalos que dispararon indiscriminadamente contra la multitud eran un puñado de oficiales del Estado Mayor Presidencial que obedecían órdenes del Presidente Gustavo Díaz Ordaz. La historia difundida desde el gobierno era diferente y fue adoptada por la mayor parte de los medios de comunicación mexicanos: jóvenes violentos habían agredido a las fuerzas del orden.

El gobierno impuso su versión y su voluntad en el corto plazo. Las Olimpiadas se inauguraron como si nada hubiera sucedido, jueces serviles refundieron en Lecumberri a los líderes más connotados y el 10 de diciembre la Secretaría de Relaciones Exteriores escenificó en Bellas Artes una primorosa conmemoración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Las instituciones de la República sirvieron de alfombra para que se deslizara la voluntad presidencial. Al final, fue una endeble puesta en escena. La llamada "noche de Tlatelolco" es símbolo de lo que no deseamos para nuestro País.


Ricardo Alemán - Peña, presidente de izquierda

Apenas han transcurrido 12 días de que Enrique Peña Nieto despacha en la oficina presidencial y –contra la opinión de los malquerientes–, abundan las evidencias de que una de sus principales estrategias de gobierno será enarbolar las banderas que lo mismo pregonaron la izquierda como la derecha, en la pasada contienda presidencial.

Y son tan claras las señales de que Peña Nieto reivindicará las promesas de Andrés Manuel López Obrador y de Josefina Vázquez Mota que, a pocas horas de que asumiera el cargo, el diario alemán Die Welt lo calificó como un Presidente de izquierda moderna y seria, en tanto que el propio jefe del PAN, Gustavo Madero, dijo que la mayor parte de las propuestas de reforma que contiene el llamado "Pacto por México", son del partido azul.

Sin embargo, entre las primeras acciones de gobierno emprendidas por Peña Nieto en la primera semana de su gestión –a 12 días de que asumió el cargo--, destacan algunas de las banderas emblema que, en su momento, prometió el derrotado candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador: ¿Y cuáles son esas acciones?


Francisco Rodríguez - Peña y Elba, de la mano


Cada vez más, el simplismo y la superficialidad dominan el “análisis” periodístico. Hoy por hoy son demasiados los colegas opinócratas que suponen una ruptura irreversible entre el Presidente Enrique Peña Nieto y la lideresa magisterial Elba Esther Gordillo… cuando la realidad apunta a ¡exactamente lo contrario!
Y es que no obstante la campaña de diferenciación entre el SNTE y la CNTE que a través de miles de spots está ahora mismo en marcha, la inmensa mayoría de quienes tienen prestado un espacio periodístico o un micrófono lanzan dardos envenenados a un blanco equivocado. Es contra la CNTE, no el SNTE que la iniciativa de reformas constitucionales fue anunciada hace justo un par de días.
Porque, mire usted, para empezar y como ya lo manifestó en su oportunidad el Partido Nueva Alianza a través de un comunicado, tanto en el Pacto por México como en la iniciativa de reformas a los artículos tercero y 73 de la Carta Magna, se recogen muchas de las propuestas que a lo largo de más de una década ha presentado la organización gremial de los docentes.


Ciro Gómez Leyva - #Yosoy132, el gran fenómeno del 2012


Hace unos años, la escritora Doris Lessing dijo que las jóvenes de hoy no caen en cuenta de que son la primera, o tal vez la segunda generación de mujeres liberadas del miedo de los embarazos no deseados. Y menos que esa liberación ha sido debida a la ciencia, no al feminismo.
Algo parecido podría decirse del movimiento juvenil que sacó del tedio a la elección presidencial. El surgimiento, éxito instantáneo y reproducción del #YoSoy132 es, antes que nada, producto del uso hábil e inteligente de los instrumentos de nuestra deforme, pero bastante sólida democracia.
Los jóvenes, cierto, dotaron esos instrumentos de imaginación y supieron cocinarlos a todo vapor. El resultado fue la, quizá, mayor sacudida cultural y emocional desde el levantamiento zapatista en 1994. Es una pena que el mal trabajo de las encuestadoras impida precisar el impacto de la protesta juvenil en la votación del 1 de julio.


Raymundo Riva Paacio - La maestra, en su lugar


Como Presidente, Enrique Peña Nieto cumplió este lunes lo que le dijo a Elba Esther Gordillo en octubre, cuando la maestra le ofreció su cabeza. “Quiero que me acompañe todo el sexenio”, atajó su ofrecimiento. Gordillo, que unilateralmente condicionó su permanencia al frente del poderoso sindicato de maestros a esa plática, decidió entonces permanecer al frente del magisterio. Para entonces, su yerno Fernando González llevaba semanas platicando las reformas que planeaba el nuevo gobierno con Aurelio Nuño, actual jefe de la Oficina de la Presidencia, que la maestra terminó de digerir el viernes pasado durante una larga plática vespertina con Peña Nieto. “Fue muy cordial”, dijo un cercano a Gordillo para enfatizar el clima del encuentro, “y de gran camaradería”.
La maestra, como lo dijo este martes el secretario general del sindicato, Juan Díaz, va con la reforma. Es posible que no le guste porque le quita poder, pero no tiene opción real. Debe haber sido claro con los mensajes antes de la toma de posesión. El principal, la designación de su Némesis, Emilio Chuayffet, como secretario de Educación, un nombramiento que nunca se les sugirió como una posibilidad que pensaba Peña Nieto. Al reponerse de la sorpresa vino un segundo mensaje.


Jorge Zepeda Patterson - Elba Esther, el narco y "La Quina"

¿Será Elba Esther Gordillo el “quinazo” de Peña Nieto? ¿O lo será Televisa, a quien consideraban titiritero del candidato ahora Presidente? ¿Quizá algún gobernador? o de plano, ¿los cárteles de la droga? Mi impresión es que habrá todo lo anterior en pequeñas dosis. 

En realidad, los “quinazos” que suelen asestar los presidentes al arranque de su sexenio tienen varios usos. Algunos sirven para sacudirse a un ex Presidente de encima y poder gobernar; tal fue el caso de Ernesto Zedillo al encarcelar a Raúl Salinas. Otros, para ajustar cuentas con enemigos personales, como lo hizo Carlos Salinas en contra de Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, el poderoso líder del sindicato de Pemex, quien había hecho circular miles de panfletos con la historia de los niños que mataron a su sirvienta (Carlos y Raúl Salinas de pequeños). 

El “quinazo” de Calderón, que consistió en sacar al Ejército a las calles, tenía como propósito lograr un mínimo de legitimidad frente a las impugnaciones de AMLO y sus seguidores que lo tildaban de espurio. 

¿Qué es lo que buscaría Peña Nieto con un “quinazo”? Desde luego no tiene que sacudirse a un ex Presidente de encima, y carece de archi enemigos personales políticos. A Peña Nieto más que un golpe único y decisivo, tipo Juan Manuel Márquez contra Manny Pacquiao, lo que le interesa son varios raspones sucesivos a los grandes grupos de poder. 




Katherine Mansfield - La evasión

Katherine Mansfield
1888- 1923
"Siempre me sorprende, me aturde, que la gente sea amable conmigo. Hace que me vengan ganas de llorar". K. Mansfield, en una carta que le escribió a su marido. La cita corresponde a la biografía escrita por Claire Tomalin: "Katherine Mansfield: una vida secreta".

La evasión

Solo por su culpa, única y exclusivamente por su culpa, habían perdido el tren. ¿Que el tonto del hotelero no había tenido preparada la cuenta? Eso se debía, sencillamente, a que él no le había advertido al mozo, durante el almuerzo, que la necesitaban para las dos de la tarde. Cualquier otro se habría plantado allí, negándose a dar un paso hasta que se la entregaran. ¡Pero no! Su exquisita creencia en la bondad de la naturaleza humana le había permitido levantarse y marcharse a su habitación, a esperar que alguno de esos majaderos le llevara la cuenta... Y después, cuando llegó por fin la voiture, y mientras permanecían inmóviles (¡oh, santo cielo!) esperando el vuelto, ¡por qué no se había ocupado de la disposición de las cajas, para poder, por lo menos, ponerse en camino apenas llegase el cambio? ¿Esperaba, acaso, que ella saliera a pararse bajo el toldo, con el fuerte calor que hacía, asida a su sombrilla? ¡Vaya un cuadro divertido de la vida doméstica inglesa! No siquiera cuando se le dejo al conductor del carruaje a qué velocidad debían viajar prestó él atención alguna; no hizo más que sonreírse. “Ah”, gimió ella, “si el conductor hubiese sido ella, no habría podido dejar de sonreírse, al ser instada a apresurarse en forma tan ridícula y absurda”. Echóse hace. Echóse hacia atrás en el asiento e imitó la voz de su compañero: “Allez, vite, vite”, y pidió mil perdones al conductor por la molestia.