sábado, 21 de abril de 2012

Ramnr - "A las armas que la patria necesita de nosotros"


Hoy se estàn cumpliendo 98 años de una infamia, los enredos revolucionarios de Victoriano Huerta lo llevaron a buscar el apoyo de Alemania, para la adquisiciòn de armas y eso provocò la ira del Imperio Norteamericano, desatando toda la fueria del infierno contra una poblaciòn inerme que se defendio con cacerolas, palos y machetes.

Un grupo de heroicos pobladores, carniceros, cargadores, albañiles, tendajoneros, bodegueros y en fin, casi toda la sociedad veracruzana, respondio al llamado del Comodoro Josè Azueta, quièn al darse cuenta de la invasión, gritò: "A las armas que la patria necesita de nosotros"

Cadetes y pobladores, se volvieron uno para repeler al invasor, los cadetes cuidando y defendiendo su escuela y los pobladores defendiendo su ciudad, como ya antes lo habìan hecho contra piratas, españoles, francese y norteamericanos, una vez màs, les tocaba regar con su sangre, ese pedacito de patria. Fue la mañana del 21 de Abril que el invasor inicio el ataque y feroz bombardeo del poblado, causandole muchas bajas en apenas unos cuantos minutos. 

Toco a todos, defender palmo a palmo los territorios que poco a poco un ejèrcito profesional iba ganando, imponièndose a los porteños jarochos que poca o ninguna experiencia podrìan tener en ese sentido. Pelearon en el Malecòn del Paseo, en el mercado de pescaderìa, en las calles de Landero y Coss y Esteban Morales, fue allì donde un valiente grupo de chiquillos no mayores a los 16 o 18 años, tomaban las armas para repeler la agresiòn, mientras el general Mass replegaba sus tropas hacia el poblado de Soledad de Doblado por instrucciones del estado mexicano, dejando a los pobladores a su suerte.

Las batallas se intensificaron en la terminal de ferrocarril, en las calles de independencia, allì por donde ahora està el Gran Cafe de la Parroquia. Mucha gente murio defendiendo su patria, Virgilio Uribe con un certero disparo que le penetrò por el ojo, cayò al pie de la ventana del dormitorio desde donde disparaba. Josè Azueta jr. herido en una pierna mientras defendìa la bocalle de Landero y Coss, quièn morirìa unos dìas despuès al no permitir que el extranjero invasor le curara sus heridas, prefirio morir antes que recibir alguna atenciòn de ellos.

Un dìa duro el combate, despuès de las primeras horas de la batalla, se firma un armisticio bajo el cual, las tropas norteamericanas permitieron que el diretor de la escuela desalojara a los cadetes de su escuela que tan valerosamente defendieron y los llevara hacia Mèxico, entonces se instalarìan las primera guerra de guerrillas, los veracruzanos a pesar de haber sido vencidos por las armas, mantenìan su espìritu de lucha, combatiendo desde la clandestinidad y hostigando a las fuerzas invasoras y tratando de causarle la mayor cantidad de bajas posibles. El espìritu indomable de los veracruzanos, ese dìa tomo otra victoria por esta causa.

Hoy, 21 de Abril, rindo un tributo a todos aquellos ciudadanos que con su sangre defendieron a Veracrùz, a todos aquellos que nos mostraron su valor y valentìa, a aquellos que nos demostraron que no era la victoria lo que perseguìan, sino saber defender lo que era suyo y estar dispuestos a morir por ello. Loor para aquellos hèroes.

PD: En el patio principal de la autèntica Heroica Escuela Naval Militar, hay un muro de marmol negro con la inscripciòn de los nombres de casi todos los caidos en esa esteril y estùpida invasiòn, que solo vino a llevarse la sangre y vidas de gente muy valiosa para su comunidad.

Robles - La historia se repite…


Al igual que en 2006, el PAN recurre a la estrategia de enlodar al adversario. No sabe, no puede competir de otra manera. No tiene con qué. En sus pasivos están los pocos resultados del gobierno federal. Felipe Calderón prometió ser el presidente del empleo para abandonar esta prioridad una vez que tomó posesión. A su cruzada contra el narcotráfico la convirtió en el eje principal de su gobierno y en el haber no se registran números negros, sino al contrario. Muerte y violencia. En la otra mano, más pobreza. A esta situación hay que agregarle que la campaña no levanta. No genera entusiasmo y sigue basada en ocurrencias. Una candidata que introduce frases como la de “Palabra de mujer”, que ya han sido utilizadas (no sólo en Chile en la exitosa campaña de Michelle Bachelet, sino aquí en México en la de Patricia Mercado, que hizo de este enunciado una de sus principales líneas de comunicación), porque sus estrategas son incapaces de crear, de construir un discurso que la acerque al conjunto de la población y, en particular, a las mujeres. La intención del voto de la candidata blanquiazul ha disminuido en los últimos días al grado de comprometer seriamente su lejano segundo lugar (al colocarse prácticamente en un empate técnico con López Obrador), lo que se traducirá en un mayor desánimo de seguidores y simpatizantes. Ante la desesperación, la inexperiencia y la falta de tiros de precisión, el panismo abrió el cajón de los recuerdos y extrajo el librito, el mismo guión, que utilizó en 2006. Lo único que cambia es el nombre del nuevo peligro para México. En todo lo demás, la misma tónica. No entienden que el panorama electoral es radicalmente diferente al que se presentó en aquella muy reñida elección. En aquel momento, varios factores se conjuntaron para garantizar apenas una mínima diferencia a favor del entonces candidato Calderón. Para estas fechas (el mes de abril) la elección ya se había cerrado acercando a los dos candidatos punteros: AMLO y Calderón. No había una diferencia tan amplia como la hay ahora (entre 25 y 30 puntos según la encuesta), y la táctica de generar miedo y polarizar a la población funcionó, en gran medida, por la incapacidad de respuesta del candidato de la izquierda. López Obrador cometió errores que le fueron restando simpatías y que permitieron que la campaña de contraste tuviera efecto. Su decisión de no presentarse al debate, de insultar al presidente, de confrontar a la cúpula empresarial, de empecinarse en la idea de que conservaba una importante diferencia descalificando a las encuestas, tendió la cama para que prosperara la estrategia blanquiazul. No es el caso de este proceso electoral, en el que Enrique Peña Nieto despliega una campaña en la que administra su ventaja, la acrecienta y se cuida de no cometer errores que impacten su condición de favorito. Por lo demás, la ley electoral impide el activismo militante del presidente (mismo que ya fue reconvenido por el IFE) y, lo más importante, la gente vive tanta violencia todos los días, que lo que menos quiere es que los políticos desaten una guerra y una confrontación. Los medios y los ciudadanos ya no compran tan fácilmente la estrategia de la guerra sucia porque en 2006 le costó muy cara al país. No quieren esa polarización, porque saben que no le conviene a México.
A Enrique Peña Nieto esta situación no le afecta porque no sólo ha mantenido, sino que está ampliando su ventaja. El que seguramente está de plácemes es López Obrador. Su objetivo es llegar al debate como el segundo lugar en las encuestas y confrontar directamente al abanderado tricolor. Toda su estrategia está dirigida a ello. Primero presentó una cara más amigable para disminuir negativos y remontar el tercer lugar. Concluida esta etapa, volverá a la ofensiva (ya empezó a dar indicios al descalificar al IFE), porque él también se siente muy cómodo con la estrategia de polarización. El problema es que su discurso ya está desgastado. Que las mismas acusaciones hacia el órgano electoral y los medios de comunicación ya no son creíbles. Que, al contrario, lo presentan como un perdedor, como un candidato que está preparando el terreno para desconocer la elección. No se ve entonces un cambio radical en las preferencias en los próximos días. No hay por dónde.

Bring me sunshine...

Recomendación de Arpegio.
Husmeando por otro Blog me encontré este vinculo a esta canción, nunca he sido buen bailador ( soy un tronco pero no me quedaba sentado en las fiestas en las que me atrevía a hacer el ridículo ) y hasta me dieron ganas de bailar. En este mundo lleno de malas noticias y ansiosos por buenas nuevas, les dejo este vídeo, dura 5 mins, esta en Ingles pero relativamente fácil de seguir.

Bring me fun ( dame diversión )
Bring me sunshine ( dame LUZ )
Bring me love ( dame amor )



Buen Sabado.

Las 7 epocas del Rock ( Parte 1 )

Por Arpegio.

Este es un documental bastante extenso que cubre desde el llamado nacimiento del Rock en 1965 hasta nuestros dias.

El video aqui anexo dura 8 minutos, si te interesa ver mas, accede a YouTube en este video y en la descripcion encontraras los vinculos a las demas partes.



Saludos.

AMLO y EPN: Mitos, mentiras y secretos

Andrés Manuel López Obrador tiene, de nueva cuenta, su propio futuro en las manos, afirma el periodista Francisco Cruz Jiménez en su más reciente libro La Biografia No Autorizada. AMLO. Mitos, Mentiras y Secretos, publicada por Editorial Planeta Mexicana, en su colección “Temas de hoy”. 


Durante 15 años, expone en la presentación de esta pieza, AMLO ha mantenido ocupados, “al punto de desquiciarlos”, a los hacedores de opinión; ha irritado a los intelectuales de derecha, ha inquietado profundamente a los dueños del dinero, pero también ha cautivado a un gran número de electores. 


“Se simpatiza con AMLO o se le detesta. No hay más. Son las dos caras de una moneda que ya ha sido lanzada al aire y con Morena se está jugando el todo por el todo”, sentencia la presentación de este libro. 


Con el permiso de la editorial y del autor, presentamos a los lectores de SinEmbargo.mx el Capítulo X de este ejemplar, en el que se detalla quién es el candidato del PRI a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, sin duda quien se presenta más fuerte en las encuestas y quien los lopezobradoristas tienen como el rival a vencer.   


Capítulo X Rival inevitable… 
el lado oscuro de Peña Nieto SIN DESDEÑAR A LOS ELECTORES FIELES, duros, de las clases media, media-alta y alta, amarrados ciegamente al PAN, que aspiran a un tercer mandato con Josefina Vázquez Mota a pesar del desastre en el que se encuentra el país por las incapacidades de Felipe Calderón, en particular, y de los panistas, en general, desde hace tiempo Andrés Manuel tiene la mirada fija en el candidato presidencial priista oriundo de Atlacomulco: Enrique Peña Nieto. 


Enrique mantiene firmes sus ambiciones de mudarse a Los Pinos y despachar en Palacio Nacional a partir del 1 de diciembre de 2012. Ello a pesar de que él mismo ha sembrado dudas acerca de su preparación política, académica e intelectual, e incertidumbres respecto a la muerte de su primera esposa, Mónica Pretelini Sáenz. Inclusive, y como se verá más adelante, sobre el Estado de México pesan serias sospechas por la ejecución de cuatro escoltas de la familia Peña Pretelini en el puerto de Veracruz. 


Si es o no un error minimizar a Josefina y confiarse en el sentido común del electorado, sólo el tiempo lo dirá. El punto es que la situación es recíproca. Los priistas mantienen un ojo vigilando el desarrollo de las campañas panistas, pero los múltiples traspiés de Calderón —quien pasará a la historia como uno de los tres presidentes más mediocres del México contemporáneo— los han obligado a tener, también, la mira puesta en Andrés Manuel. 


Los priistas mexiquenses saben que, por cuestiones de honor, el choque con AMLO es inevitable. En el primer grupo de colaboradores de Peña todavía se recuerda la dolorosa derrota que les propinó el efecto López Obrador en los comicios de 2006. 


Por Andrés Manuel, el joven e inexperto Enrique hizo el ridículo cuando perdió prácticamente todo: las 45 diputaciones federales y las tres senadurías. Ahora, el peñanietismo ha tomado julio de 2012 como una revancha directa. Su venganza será enterrar al lopezobradorismo. 


A casi 12 años del estupor causado por la pérdida de la Presidencia y a seis del vano intento del tabasqueño Roberto Madrazo Pintado por recuperarla, los priistas mexiquenses ven signos inquietantes porque, contra todos los pronósticos, Andrés Manuel mantuvo su presencia, consolidó una organización propia a través de Morena, le ganó la candidatura perredista a Marcelo Ebrard Casaubón y, por consiguiente, tendrá el apoyo de la estructura formal del PRD, del PT y de Movimiento Ciudadano. 


Los priistas se han hecho a la idea de que, a fin de cuentas, Enrique, y nadie más, contará con el respaldo de los dueños del dinero y de la jerarquía de la Iglesia católica; confían además en que los poderes mediáticos terminarán por someter a Felipe Calderón. Pero el recuerdo de la derrota de julio de 2006 —sumado a las impericias, debilidades e incapacidades que se mostraron en el arranque de la precampaña peñista— sintetiza los temores y las heridas del priismo. El 27 de noviembre de 2011, Peña fue entronizado formalmente —porque nada más hacía falta la formalidad— como el hijo pródigo del priismo, la cabeza del plan de reconquista, el hacedor del milagro de llevar, por primera vez, al Grupo Atlacomulco hasta la Presidencia de la República, una lucha que tiene sus orígenes en marzo de 1942, cuando el presidente Manuel Ávila Camacho impuso ilegalmente al diplomático y humanista Isidro Fabela Alfaro como gobernador sustituto del Estado de México. 


Según su edulcorada biografía oficial, Enrique Peña Nieto es hijo del ingeniero Gilberto Enrique Peña del Mazo y de la señora María del Perpetuo Socorro Nieto Sánchez, y nació el 20 de julio de 1966 en Atlacomulco, municipio del norte mexiquense. El árbol genealógico familiar establece que su padre era pariente cercano de los ex gobernadores Alfredo del Mazo Vélez y Alfredo del Mazo González, padre e hijo respectivamente, ambos, a su vez, familiares del extinto Fabela, y de su excelencia, Arturo Vélez Martínez, primer obispo de la Diócesis de Toluca. 


Por el lado materno, doña Socorrito o Soco —como se conoce coloquialmente en Atlacomulco a la madre de Enrique— es, como dicen los médicos, consanguínea del ex gobernador Salvador Sánchez Colín. Y aunque perdió el apellido porque venir éste de la familia materna, es descendiente directa de Constantino Enrique Nieto Montiel. En resumen, es parte de la numerosa parentela del ex gobernador y fallido candidato presidencial Arturo Montiel Rojas. Todavía hay quien recuerda a la fallecida Mónica Pretelini Sáenz —de Peña— llamando, cariñosa y formalmente, “tío” a Víctor Gregorio Montiel Monroy, alcalde sustituto de Atlacomulco en 1969 y, para más señas, padre de Arturo. Enrique tiene dos hermanas, Ana Cecilia y Verónica, y un hermano llamado, curiosamente, Arturo. Hecha la aclaración, es necesario traer a colación un nombre; uno que no dice nada a nadie. Bueno, a casi nadie. Con su muerte, a principios de la década de 1950, se olvidaron su historia y sus logros. Pero, como se verá más adelante, fue y es fundamental en la formación “espiritual” de la aristocracia atlacomulquense. 


Y éste no es un tema menor, de hecho, es imposible hacerlo a un lado. Se trata de monseñor, el excelentísimo Maximino Ruiz y Flores, familiar muy cercano de Eulalia Flores de la Vega, esposa del primer cacique del Grupo Atlacomulco: Maximino Montiel Olmos. Desde principios del siglo XX, Maximino Ruiz se convirtió en guía “moral” de los caciques atlacomulquenses. Y todavía tuvo tiempo de ver sus frutos al ordenar como sacerdote a Vélez Martínez. Por su parte, pasada la Revolución, Maximino Montiel llevó a la práctica las enseñanzas de otros de sus familiares: reagrupó a la elite local y se lanzó a la conquista de la presidencia municipal. Él repartía todos los puestos. Era una especie de semidiós. 


En 1918, por ejemplo, impuso como alcalde a Manuel del Mazo Villasante, padre de Alfredo del Mazo Vélez y abuelo de Alfredo del Mazo González. Como anécdota, vale la pena señalar que el más sobresaliente de los Montiel fue el pintor José Vicente Montiel Rodríguez (1815-1875), cuyas biografías reconocidas destacan que fue hijo de doña María Manuela Rodríguez y de Manuel Montiel, un hombre amante de la pintura, pero que ter- minó dedicándose a otras labores para poder mantenerse a sí mismo y luego a su familia. Después de estudiar seis años en la Academia de San Carlos, en la Ciudad de México, José Vicente regresó a su tierra, donde se convirtió en la raíz de todos los pintores sacros que se darían en la zona norte mexiquense. Su obra es aún reconocida, y algunos de sus cuadros se valoran en varias decenas de miles de dólares. Él fue el progenitor del primer Montiel que se dedicó a la política, pero ésa es otra historia. 

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Víctor Montoya - Yo maté al Che.

Víctor Montoya
(1958)

Yo maté al Che

Cuando me tocó la orden de eliminar al Che, por decisión del alto mando militar boliviano, el miedo se instaló en mi cuerpo como desarmándome por dentro. Comencé a temblar de punta a punta y sentí ganas de orinarme en los pantalones. A ratos, el miedo era tan grande que no atiné sino a pensar en mi familia, en Dios y en la Virgen.

Sin embargo, debo reconocer que, desde que lo capturamos en la quebrada del Yuro y lo trasladamos a La Higuera, le tenía ojeriza y ganas de quitarle la vida. Así al menos tendría la enorme satisfacción de que por fin, en mi carrera de suboficial, dispararía contra un hombre importante después de haber gastado demasiada pólvora en gallinazos.

El día que entré en el aula donde estaba el Che, sentado sobre un banco, cabizbajo y la melena recortándole la cara, primero me eché unos tragos para recobrar el coraje y luego cumplir con el deber de enfriarle la sangre.

El Che, ni bien escuchó mis pasos acercándome a la puerta, se puso de pie, levantó la cabeza y lanzó una mirada que me hizo tambalear por un instante. Su aspecto era impactante, como la de todo hombre carismático y temible; tenía las ropas raídas y el semblante pálido por las privaciones de la vida en la guerrilla.

Una vez que lo tenía en el flanco, a escasos metros de mis ojos, suspiré profundo y escupí al suelo, mientras un frío sudor estalló en mi cuerpo. El Che, al verme nervioso, las manos aferradas al fusil M-2 y las piernas en posición de tiro, me habló serenamente y dijo: "Dispara. No temas. Apenas vas a matar a un hombre".

Su voz, enronquecida por el tabaco y el asma, me golpeó en los oídos, al tiempo que sus palabras me provocaron una rara sensación de odio, duda y compasión. No entendía cómo un prisionero, además de esperar con tranquilidad la hora de su muerte, podía calmar los ánimos de su asesino.

Levanté el fusil a la altura del pecho y, acaso sin apuntar el cañón, disparé la primera ráfaga que le destrozó las piernas y lo dobló en dos, sin quejidos, antes de que la segunda ráfaga lo tumbara entre los bancos desvencijados, los labios entreabiertos, como a punto de decirme algo, y los ojos mirándome todavía desde el otro lado de la vida.

Cumplida la orden, y mientras la sangre cundía en la tierra apisonada, salí del aula dejando la puerta abierta a mis espaldas. El estampido de los tiros se apoderó de mi mente y el alcohol corría por mis venas. Mi cuerpo temblaba bajo el uniforme de verde olivo y mi camisa moteada se impregnó de miedo, sudor y pólvora.

Desde entonces han pasado muchos años, pero yo recuerdo el episodio como si fuera ayer. Lo veo al Che con la pinta impresionante, la barba salvaje, la melena ensortijada y los ojos grandes y claros como la inmensidad de su alma.

La ejecución del Che fue la zoncera más grave en mi vida y, como comprenderán, no me siento bien, ni a sol ni a sombra. Soy un vil asesino, un miserable sin perdón, un ser incapaz de gritar con orgullo: "¡Yo maté al Che!". Nadie me lo creería, ni siquiera los amigos, quienes se burlarían de mi falsa valentía, replicándome que el Che no ha muerto, que está más vivo que nunca.

Lo peor es que cada 9 de octubre, apenas despierto de esta horrible pesadilla, mis hijos me recuerdan que el Che de América, a quien creía haberlo matado en la escuelita de La Higuera, es una llama encendida en el corazón de la gente, porque correspondía a esa categoría de hombres cuya muerte les da más vida de la que tenían en vida.

De haber sabido esto, a la luz de la historia y la experiencia, me hubiese negado a disparar contra el Che, así hubiera tenido que pagar el precio de la "traición a la patria" con mi vida. Pero ya es tarde, demasiado tarde...

A veces, de sólo escuchar su nombre, siento que el cielo se me viene encima y el mundo se hunde a mis pies precipitándose en un abismo. Otras veces, como me sucede ahora, no puedo seguir escribiendo; los dedos se me crispan, el corazón me golpea por dentro y los recuerdos me remuerden la conciencia, como gritándome desde el fondo de mí mismo: "¡Asesino!".

Por eso les pido a ustedes terminar este relato, pues cualquiera que sea el final, sabrán que la muerte moral es más dolorosa que la muerte física y que el hombre que de veras murió en La Higuera no fue el Che, sino yo, un simple sargento del ejército boliviano, cuyo único mérito -si acaso puede llamarse mérito- es haber disparado contra la inmortalidad.

Leído en: http://www.rincondelpoeta.com.ar/cuento_che.htm
Mas en: http://www.sololiteratura.com/mon/victormontoya.htm

UN YOGUI AL BORDE DEL CAMINO.



Era un yogui errante que había obtenido un gran progreso interior.

Se sentó a la orilla de un camino y, de manera natural, entró en éxtasis.

Estaba en tan elevado estado de consciencia que se encontraba ausente de todo lo circundante. Poco después pasó por el lugar un ladrón y, al verlo, se dijo: “Este hombre, no me cabe duda, debe ser un ladrón que, tras haber pasado toda la noche robando, ahora se ha quedado dormido. Voy a irme a toda velocidad no vaya a ser que venga un policía a prenderle a él y también me coja a mí”. Y huyó corriendo. No mucho después, fue un borracho el que pasó por el lugar.

Iba dando tumbos y apenas podía tenerse en pie. Miró al hombre sentado al borde del camino y pensó: “Éste está realmente como una cuba. Ha bebido tanto que no puede ni moverse”. Y, tambaleándose, se alejó.

Por último, pasó un genuino buscador espiritual y, al contemplar al yogui, se sentó a su lado, se inclinó y besó sus pies.

*El Maestro dice: Así como cada uno proyecta lo que lleva dentro, así el sabio reconoce al sabio. 

Tomado de “Cuentos Clásicos de la India” recopilados por Ramiro Calle.

Leído en: http://es.scribd.com/doc/64467643/101-cuentos-clasicos-de-la-India