viernes, 23 de marzo de 2012

CARTON Por Andrés González.

AMLO VS PAPA.

AMLO NO CONFIA EN LOS JOVENES Por Andrés González.

Hace pocos días el candidato de la izquierda “progresista” se reunió con Generales en situación de retiro a quienes según Ibarrola les dijo que  "indudablemente va necesitar de sus servicios para la conducción de su gobierno.”

A mi cabeza vienen los nombres de esos señores generales y ninguno de ellos presto su servicio militar en épocas de renovación de ideas sobre derechos humanos dentro del ejercito, es decir, todos ellos son militares de la vieja escuela de abusos y maltratos que se vivían dentro del ejercito, son gente acostumbrada a que se les obedezcan sus abusos sin demora y sin protesta, son gente de la talla de Acosta Naranjo, gente que vivió en épocas del 68, en fin, son militares que realmente causarían un total retroceso en cualquier puesto publico que se les ponga.


De ser verdad que AMLO este preocupado por un ejercito preparado y nacionalista ¿Por qué entonces no estuvieron generales de la talla de Aponte Polito?


En las filas del ejército hay generales muy capaces y que han logrado verdaderas reformas dentro del ejército, tanto en materia de derechos humanos como en materias meramente militares, entre ellos podemos citar al general Cienfuegos, un general joven y lleno de ideas, principios y profesionalismo. ¿Por qué AMLO no se reunió con generales en activo? ¿Sera porque no confía en los jóvenes?


Pues AMLO ha dado muestras de no confiar en gente joven y su gabinete es una muestra palpable de eso, no tiene jóvenes en su círculo de confianza, no hay jóvenes en puestos importantes, simplemente NO HAY GENTE JOVEN CERCA DE OBRADOR.


Y eso es algo que llama mi atención, por un lado se dice preocupado de que los jóvenes no encuentren oportunidades y por el otro lado no le brinda oportunidades a gente joven, no se rodea de sangre e ideas nuevas, simplemente busca retroceder a épocas populistas y trabajar con ideas priistas de los años 70s.


¿Cómo entonces se dice progresista?     

Aristegui - ¿Un montaje, para qué?



Pocas veces se había suscitado un debate tan intenso y trascendente como el del caso Cassez. Los ingredientes del tema han involucrado a las más altas esferas de poder y a la sociedad misma. Se ha generado una discusión interpretativa acerca de la justicia, el debido proceso, el derecho de las víctimas y la actuación de autoridades y medios de enorme intensidad.

El tema lejos está de cerrarse con lo que resolvió la primera sala de la Corte, esta semana.

Queda establecido –ahora desde la Corte– lo que de otras maneras se sabía: la comisión de faltas graves de autoridades policiacas y judiciales en torno a este caso. Amén del papel de la televisión que, cada vez, queda más en entredicho. ¿Revisará RTC el caso?

Los ministros no discutieron sobre la inocencia o culpabilidad de Cassez, discutieron sobre la actuación de las autoridades policiacas y judiciales.

Parte fundamental ha sido el tema del montaje o la “escenificación ajena a la realidad” que llevó a cabo la AFI con la connivencia de la televisión. (Llama la atención la ausencia de los principales periodistas de Televisa de sus programas –hasta la cancelación de Tercer Grado el día de la sesión de la Corte–, cuando resulta obligada una mínima revisión autocrítica de lo que sucedió).

Quedó en claro el grado de alteración y creación de evidencias, inducción de testimonios y dinamitación de derechos constitucionales que llevaron a cabo las autoridades policiacas, encabezadas por Genaro García Luna, y que resultan más que suficientes, no sólo para separarlo del cargo hoy, sino para ponerlo a disposición de la PGR para iniciar, formalmente, una averiguación previa.

No quedaron expuestas ante la Corte –y mucho menos en el expediente– las probables motivaciones que tuvieron las autoridades dirigidas por el actual titular de la SSP para hacer lo que hicieron en detrimento del proceso y de la inculpada.

Sin embargo, están ya, en el ámbito periodístico, pistas importantes de algo que puede ser mucho más grave de lo que, ya de por sí, reconoció la Corte esta semana.

Sebastian Cassez, hermano de Florence, ha declarado a Anne Marie Mergier, de “Proceso”, a la televisión francesa y al periodista mexicano Daniel Ruiz –el que más testimonios ha videograbado sobre el caso– que lo ocurrido con su hermana es o puede ser producto de los conflictos suyos con quien fuera su socio en México, el empresario Eduardo Margolis.

Sebastian ha narrado la ruptura con Margolis a raíz de deudas por pagar, de amenazas de muerte en contra de su esposa e hijos. A Ruiz le dijo “...que se empezó a preguntar cuáles eran sus otros negocios porque no eran nada restaurantes o artículos para clínicas de belleza... se empezó a separar porque no le pagaban”. Margolis, relacionado con la comunidad judía (la señora Wallace declaró en alguna ocasión sobre su amistad con Margolis y la comunidad judía) y con los cuerpos policiacos federales, de los que ha formado parte García Luna y su equipo, por sus actividades en materia de seguridad privada, venta de vehículos blindados, presuntamente de armas, negociación e intermediación de secuestro y accionista de una larga y diversa lista de negocios de diferentes giros.

Margolis ha negado las imputaciones o sospechas en su contra en cartas dirigidas a medios.

Sebastian Cassez ha dicho que cuando vio por televisión a su hermana con Israel Vallarta y la imagen que enfocaba una mesa, dispuesta ex profeso, con fotos de la pareja, credenciales y tarjetas de presentación de la empresa que tenía en sociedad con el empresario, supo que Margolis estaba detrás de todo eso.

Plantea que Margolis se aprovechó de la relación de su hermana con un criminal, sin saberlo ella, para cobrarse así los conflictos con él.

Florence afirma, en su libro, que alguien –que después supo que era Cárdenas Palomino– le mostró una tarjeta con su nombre y las siglas de la empresa SSB (la que tenía en sociedad Margolis y Sebastian) para decirle: “Con esto Margolis te va a chingar”.

Si lo que dice fuera cierto, se abren las interrogantes sobre los verdaderos motivos que pudo tener la AFI para realizar el montaje y la fabricación.

La duda cabe. ¿Fueron la AFI, la justicia y la televisión usadas, no para “proteger los derechos de las víctimas”, sino para perpetrar la venganza de un particular –cercano a los mandos policiacos– en contra de otro particular, éste de nacionalidad francesa?

Si ya no hay duda de que hubo un montaje, la pregunta es ¿para qué?

Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/un-montaje-para-que

Viernes musicales en Democracia en México... Ya!



Marco Antonio Solís Sosa nació el 29 de diciembre de 1959 en Ario de Rosales, Michoacán, también es conocido artísticamente como "El Buki".
Siendo adolescente viajó a la Ciudad de México y constituyó a Los Bukis en la primera mitad de los 70'. Durante las siguientes dos décadas, Los Bukis influyeron profundamente en la música del norte de México, Nuevo México y el México texano, llegando incluso al suroeste de Estados Unidos. Aunque Solís continuó trabajando junto a Los Bukis, inició una carrera en solitario que tuvo como resultado varios discos de platino en la década de los 90' con los CDS "Quiéreme", "Inalcanzable" y "Por amor a mi pueblo".

COMENTA LOS HITS DE LOS BUKIS Y HAZ TU PROPUESTA MUSICAL EN 

Epigmenio Ibarra - ¿Y la justicia, señor Calderón?



Quien abre las puertas a la guerra echa a la justicia por la ventana. Eso mismo hizo usted, señor Calderón, hace cinco años. Hoy todos los mexicanos pagamos las consecuencias. Las pagarán, si no hacemos algo para evitarlo, también nuestros hijos.
La demolición del sistema de justicia, la bancarrota total de los cuerpos policiales y los ministerios públicos, el colapso del sistema penitenciario, la descomposición de las fuerzas armadas —resultado natural de esta guerra fallida— serán su trágico legado.
Hizo Vicente Fox de la PGR cómplice para la intentona de golpe de estado desde el estado del desafuero. Usted la ha hecho desempeñar el rol de abogado confesional y últimamente el de oficialía de partes de la defensa nacional y los norteamericanos.
De las decenas de miles de muertes que, se han producido en estos años de su cruzada personal, la inmensa mayoría permanece impune. No hay investigaciones en curso. Ni siquiera un censo adecuado de las mismas.
Poco o nada se sabe sobre los asesinos. Menos todavía de las víctimas. A unos no se les persigue. A las otras, simplemente, se les criminaliza y olvida.
¿Cuántos son? ¿Cómo se llamaban? ¿Quién los mato? ¿Por qué? A nadie en su gobierno, tan dado a celebrar sus “logros” con una danza de cifras, le importa responder estas preguntas, y de esto, señor Calderón, se trata la justicia.
Con el “se matan entre ellos” resuelven, zanjan sumariamente estas interrogantes, usted y los suyos.
De manera expedita, sin mediar proceso judicial alguno, destruyen el prestigio de los muertos, marcan a sus familias, sellan el destino de los hijos.
Cada discurso suyo, cada arenga —salvo algunas muy contadas- es una invitación a la justicia por propia mano o peor todavía puede ser esgrimida como coartada para quienes, muchas veces al amparo de una placa o un uniforme, operan escuadrones de la muerte.
Cualquiera mata en cualquier sitio a cualquier persona. A nadie le importa. No hay policía que persiga a los presuntos asesinos, ministerio público que integre averiguaciones y las presente ante los tribunales.
Pocos son los procesados; menos aún los sentenciados.
Sobrepobladas, pasto de la impunidad y la corrupción de autoridades venales, las cárceles son la retaguardia del crimen.
Motines y masacres que en ellas ocurren son, a final de cuentas, una forma tolerada y quizá promovida por la misma autoridad, de realizar “operaciones de limpieza”.
Impunes unos; corruptos otros, aquí lo único que vale, gracias a su guerra, señor Calderón, son sus desplantes propagandísticos. Montaje vergonzante y aun impune fue el de García Luna al corromper el proceso en el tristemente célebre caso Cassez.
Montaje ha sido, para desgracia del país, y al terminar de corromper el aparato judicial, al hacerlo una parte prescindible del sistema, su gobierno completo.
Decidió usted convertir en guerra la necesaria y urgente lucha contra el crimen organizado. Se le hizo fácil disfrazarse de general; sacar a la tropa a la calle, decidir que a la violencia del crimen organizado había que enfrentarla desatando la violencia del Estado.
A la ley de la selva nos tiene sometidos y a su voluntad, señor Calderón. No le ha puesto un alto —y eso habla muy mal de esta institución— el Congreso. Tampoco la Corte. Menos los medios.
Tampoco se han rehusado a obedecer sus órdenes generales y jefes del alto mando a quienes la “obediencia debida” no habrá de salvar, estoy seguro, del juicio severo de la historia.
Muchos habrá en las fuerzas armadas que saben, porque lo sufren a diario en el terreno de combate, que no es la “guerra” la solución al problema del crimen organizado.
Muchos habrá entre las tropa y la oficialidad, esos que ponen los muertos, que detrás de esta guerra hay también muy sucios y enormes negocios de unos cuantos.
Muchos habrá que están hartos de que las únicas batallas importantes no se libren; la del desarrollo y el bienestar, la del empleo y la salud, la de la educación y el fortalecimiento del aparato de justicia en nuestro país.
Muchos habrá, en las fuerzas armadas, que saben que se exponen y exponen a la instituciones en una guerra por encargo en la que Washington nos traiciona a cada paso.
Tampoco los ciudadanos, divididos, atemorizados, hipnotizados muchos por la propaganda, hemos sido capaces de acotar la discrecionalidad con la que usted actúa.
Habida cuenta de que la policía o no existe o esta coludida con los criminales en muchas regiones del país se ve a los soldados como salvadores de la patria.
Pocos reparan en el hecho de que antes de que la tropa llegara la violencia era considerablemente menor. Menos todavía en que hay una relación inversamente proporcional entre el número de efectivos destacados en una comunidad y la cantidad de hechos violentos que en ella se producen.
Impunidad y corrupción han sido el sello de la justicia en México. Hoy es también la sangre que tan insensata e inútilmente se ha derramado.
Ojalá y la justicia algún día lo alcance, señor Calderón. Esa que los ciudadanos volvamos a poner sobre sus pies, cuando la dignidad de la ley, y no la indignidad de las balas, impere de nuevo.

Nadando con Tiburones Toro en las Fiji.

Recomendacion de Arpegio.

ADVERTENCIA : Este video puede provocar que tome la decision de tomar vacaciones en algun lugar paradisiaco. Consulte con su pareja ( altamente recomendable ).

Video en alta resolucion y dura 5 minutos. Muy bueno.


Saludos.

Riva Palacio - Caso Cassez: La derrota de Manlio



En las semanas previas a la discusión de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia sobre Florence Cassez, todas las partes interesadas, de manera formal e informal, realizaron un intenso cabildeo con los ministros. Fue un trabajo de persuasión legítimo que tuvo momentos donde la parte acusadora jugó al límite, como la injerencia del presidente Felipe Calderón cuando apeló esta semana a la Corte a no dejar impune un crimen por tecnicismos. Pero hubo también otro trabajo de convencimiento que no se vio y que estuvo a punto de tener éxito. Lo realizó el senador Manlio Fabio Beltrones.

El senador Beltrones no tenía interés directo en el caso, aunque su asesor jurídico de cabecera, el doctor Diego Valadés, procurador general durante el gobierno de Carlos Salinas y arquitecto involuntario de que el asesinato de Luis Donaldo Colosioadquiriera la verdad pública de complot –al declarar en las primeras 24 horas del crimen, sin investigación definitiva, que era producto de un asesino solitario-, le acercó abogados del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM proclives al proyecto del ministro Arturo Zaldívar, para que lo empaparan con los detalles el caso.

Beltrones actuó discretamente en la Suprema Corte, de acuerdo con la reconstrucción del papel que jugó con los ministros, que comenzó con una larga reunión con el presidente del Poder Judicial, Juan Silva Meza, hace dos lunes, donde hablaron abiertamente del tema y de la polémica que se avecinaba. Beltrones sabía para entonces cómo vendría el proyecto de resolución del ministro Zaldívar y la posibilidad de que saliera un voto a favor de Cassez, siempre y cuando sus buenos oficios tuvieran efecto.

A nivel público, repitió dos veces una declaración que respaldaba directamente el documento. “Tengo once millones de razones”, decía Beltrones al referirse al número de mexicanos en el extranjero a los que se les debe respetar su derecho a la asistencia consular en caso de un incidente judicial, que fue una de las debilidades del caso Cassez.

El papel rupturista del senador con el gobierno obedecía, de acuerdo con personas que conocieron su cabildeo, con la defensa indirecta de tres ex gobernadores de Tamaulipas investigados por presuntos nexos con el Cártel del Golfo y Los Zetas. Sin embargo, esta postura crítica se encuentra en el mismo contexto de un creciente enfrentamiento con el equipo del candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, para poder elevar el costo de sus negociaciones políticas particulares.

Es decir, el senador Beltrones juega una política florentina de alto riesgo, por los dos flancos importantes que se abre, donde sus objetivos centrales están enmascarados. En el caso del choque con Peña Nieto, Beltrones dejó correr la versión que fue por miedo de que hicieran él y Emilio Gamboa, una acción para descarrillarlo de la candidatura presidencial, por la cual les entregaron las primeras posiciones en las plurinominales en la Cámara de Diputados y el Senado, y se prepara a una temporada declararativa con posiciones distintas o inclusive antagónicas al candidato priista.

La lógica de choque y capitalización política de su figura, tuvo en la revisión del amparo de Cassez en la Suprema Corte, otra oportunidad. Tras hablar con Silva Meza, según la reconstrucción de sus dos últimas semanas de cabildeo con los ministros, habló con Jorge Pardo, quien se preveía que estaría en contra del proyecto Zaldívar. Pardo no respaldó a Zaldívar, pero sin embargo, de acuerdo con las versiones, por presión de Beltrones sugirió sanciones a los responsables de que no se notificara inmediatamente al consulado francés sobre la detención de su ciudadana. El mensaje codificado de Pardo, de acuerdo con las fuentes, fue en contra del secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, en el centro de la polémica del Casso Cassez, y el miembro del gabinete de seguridad más eficiente para el presidente Calderón.

Para Beltrones, político fogueado en todos los campos de batalla, nada es personal. Usó y presionó a los ministros donde podía encontrar eco para avanzar en sus propósitos políticos personales. En ese sentido, el senador fracasó en la Suprema Corte de Justicia, porque el objetivo último de que Pardo modificara el voto a favor de Zaldívar, se quedó en sólo un ajuste de cuentas inconcluso y seguramente improcedente, contra el gobierno de Calderón.

LOS ORFEBRES.




En una localidad de la India había un negocio de orfebrería donde trabajaban cuatro hombres que eran tenidos por muy piadosos y que siempre eran vistos con los signos del dios Vishnú pintados en la frente, un collar de semillas sagradas al pecho, un rosario en la mano y el nombre del Divino repitiéndose en sus labios.

Las gentes de la localidad, impresionadas por tanta santidad, se habían convertido en generosos clientes del establecimiento. A éstos les agradaba mucho comprobar que cuando llegaban a la tienda, los cuatro orfebres repetían los nombres de distintas divinidades hindúes. Al llegar un cliente, uno de ellos exclamaba: “Keshava, Keshava”; un poco después, otro entonaba: “Gopal, Gopal”; a continuación, el tercero recitaba: “Hari, Hari”. Entonces los clientes, muy satisfechos con tanta santidad, hacían una buena compra, en tanto el cuarto orfebre decía fervorosamente: “Hara, Hara”. 

Todos estos términos son nombres de deidades del panteón hindú, pero los orfebres eran bengalíes y en su lengua tienen un segundo significado. Keshava quiere decir: “?Quiénes son”?, que es lo que pregunta el primer orfebre; Gopal significa: “Un rebaño de vacas”, que es lo que contesta el segundo; Hari es: “?Puedo robarles?”, que pregunta el tercero; Hara quiere decir: “Sí, róbales”, que es lo que declara el cuarto.

*El Maestro dice: Los falsos maestros aparentan santidad para enmascarar sus perversas intenciones*. Tomado de “Cuentos Clásicos de la India” recopilados por Ramiro Calle.
Leído en: http://es.scribd.com/doc/64467643/101-cuentos-clasicos-de-la-India

Fernández Menéndez - Colosio y el cono de sombra



Se cumplen 18 años del asesinato de Luis Donaldo Colosio y su muerte sigue estando en un cono de sombra, en un vacío que no llenan las frases, los homenajes, y en el cual las preguntas básicas, esenciales, siguen sin respuesta. Hace muy bien Enrique Peña Nieto en volver a levantar la bandera del colosismo que se fue perdiendo en los años posteriores a su muerte. Pero ese mismo hecho debería llevar al priísmo a reflexionar sobre las causas que motivaron su muerte y a trascenderla. 

Colosio fue asesinado luego de una turbulenta campaña electoral, marcada por el levantamiento zapatista, el desconocimiento de su candidatura por Manuel Camacho, los secuestros de Alfredo Harp y Lozada y los rumores de que el candidato sería reemplazado. Pese a todos esos problemas, Colosio parecía, en marzo, haber logrado, por fin, que su campaña despegara. El discurso que dio el 6 de marzo en el Monumento a la Revolución, sigue siendo la principal muestra de su ideario político. Aunque en aquellos días algunos lo calificaron de gris, el discurso fue brillante, retomando aquel famoso de Martin Luther King frente al Capitolio, Colosio fue mostrando las imágenes del México que veía y el que soñaba. 

El 22 de marzo, Camacho, finalmente, había aceptado que no buscaría quedarse con la candidatura presidencial. Dicen sus más cercanos colaboradores que ese día, por primera vez desde el 1 de enero, cuando se dio el levantamiento zapatista, se vio sonreír a Colosio. Pero todo eso se hizo trizas 24 horas después. En un oscuro paraje de Tijuana, en Lomas Taurinas, en un lugar en que el estado Mayor presidencial por seguridad insistió en que no se debería hacer un mitin, fue asesinado. 

Todo estuvo mal: el lugar, la ubicación del templete, que en realidad fue la caja trasera de una camioneta, la ruta de salida, que lo obligaba a hacer un recorrido entre la gente sin posibilidad de establecer un cordón de seguridad. Fue un acto un poco desangelado, uno más de los que se realizan diariamente en una campaña política. Y ahí lo mató un joven con ínfulas de grandeza y origen desconocido, Mario Aburto. 

¿Por qué Aburto mató a Colosio? Sólo un periodista, Jesús Blancornelas, ya fallecido, logró entrevistar a Aburto y en realidad no le dijo nada. No ha dicho nada en 18 años. Este fue su testimonio, escrito, para la investigación del fiscal Luis Raúl González Pérez. Se respeta la transcripción original.

“La traia del lado derecho de la sintura y casi me tiran la pistola. Entonces la saco para meterla a la bolsa de mi chamarra derecha. La saqué con la mano derecha. Me calaba mucho la bola de la pistola donde van las balas porque el pantalon que traia me quedaba muy apretado de la sintura. Desde que sali de mi trabajo ahi traia el arma por eso. La saqué para que no se me callera y no me siguiera calando.

“Entonces trato de taparme con la jente para poder guardarla. Volteo a mi isquierda y despues a la derecha para ver si aora sí puedo salirme. Pero devido al espacio que habia no podia porque se miraria mas la pistola. Entonces pienso ponerla en la sintura por enfrente del pantalon, pero no quise por que despues me calaria mas y talvez no me dejaria caminar.

“Me ago asia mi costado isquierdo tapando la pistola con mi cuerpo para cuando me tapara con la jente de la isquierda poder meter la pistola a la bolsa derecha de la chamarra. Aalcanzo a mirar que el Lic. Colocio con la mano isquierda desplasa a una señora de lentes en la cabesa y que parecia traia unos papeles en la mano. Tropieso lebemente logrando mantener el equilibrio, abriendo un poco mis pies, el derecho adelante y el isquierdo atras y alcanso a jirar asia mi isquierda. En eso siento un puntapie en mi pantorrilla derecha y also la mano derecha para apollarme de alguna persona, sin acordarme que traia la pistola en la mano. Y es cuando se activa el arma devido al puntapie en la pantorrilla y a que se contraen mis musculos y nervios devido al dolor del golpe. Se olle un disparo tan fuerte que quedo aturdido y siento un mobimiento muy fuerte en mi mano derecha al oirse el disparo. Y no veo nada, no pudiendome dar cuenta asta esos momentos que era lo que avia pasado. Yo iva callendo devido a que perdi el equilibrio por el golpe en la pantorrilla, y en eso siento que alguien me arrebata el arma y caigo sentado, y alguien cae sobre mi”.

La versión es insostenible. Pero lo que nunca se investigó fue la vertiente del narcotráfico. Todo comenzó en el Golfo. De ahí, de Tamaulipas, partió el revólver Taurus que utilizó Aburto para matar a Colosio. Ahí había sido comprado dos años atrás. Un mes antes del asesinato, otro prominente hombre del Golfo, Humberto García Abrego, había sido corrido de una cena que se le había hecho al candidato en Monterrey, por órdenes del propio Colosio. Aburto tenía una lejana relación familiar con la banda de los Texas, los más importantes sicarios de la región en aquellos años. Sus mandos se denominaban Aguila I, dos y así sucesivamente. Aburto se llamaba a sí mismo caballero Aguila. Los datos se acumulan, pero siempre fueron desechados, nunca fueron indagados, quedaron, como el propio asesinato, en un cono de sombra.

Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/colosio-y-el-cono-de-sombra

Gómez Leyva - Cuidado, Ciro, desmesura y exceso son malos consejeros



Reproduzco la carta punzante, desmedida quizá, de Agustín Acosta, abogado de Florence Cassez, sobre mi artículo del lunes, “La banalidad del correctísimo ministro Zaldívar y sus amigos”. Cito:
“¿Banalidad? Calidad de lo trivial, común, insustancial. Así lo dice el diccionario. Escribes sobre la banalidad del correctísimo ministro Zaldívar. ¿De verdad eso crees, Ciro? Que el proyecto del ministro es trivial, común o insustancial.
“Aludes al texto de otro (Ramón Cota Meza), pero te respondo porque te respeto y aprecio. El tema de la banalidad viene del texto de Hannah Arendt sobre el juicio que el estado de Israel siguió a Adolf Eichman, burócrata de las SS, quien con mortífera eficiencia envió a miles de inocentes, la mayoría judíos, a los campos de exterminio. Cuidado, Ciro: el exceso y la desmesura son malos consejeros.
“¿Piensas que la coerción legal del ministro Zaldívar es comparable a la precisión ciega y homicida del tecnócrata nazi? (…) El proyecto del ministro es correcto. Lo es porque es fiel al juramento que asumió cuando aceptó ser juez de la Suprema Corte, el mismo Tribunal Constitucional que el año pasado anunció una nueva era de jurisprudencia, cuyo eje es tomarse en serio los derechos humanos de todos, y eso incluye los míos y los tuyos (…)
“En esta semana no he escuchado ningún argumento sólido que contradiga el proyecto. Cierro pues con Arendt: ‘La lección de la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes’.
“Hoy la estridencia busca acallar el pensamiento y el discurso jurídico. Entre el poder y la inteligencia, escojo la palabra, que será siempre un ropaje frente a la intemperie de un poder prepotente. Así lo pienso, aunque suene políticamente correcto”.

Perla Guijarro - La Promesa. (México)

Cuentos Cortos.

LA PROMESA.


El sol emergía entre las montañas que rodeaban al pueblo. A lo lejos el aullido persistente de los perros rompió con la calma. Las nubes se tornaron negras de pronto y la neblina llegó de quién sabe dónde, para destruir el sosiego que había reinado en Segarra durante muchos años.

- ¿Ésta muerta?-preguntó lentamente; como si las palabras que arrastraba no estuvieran llenas de curiosidad.
- Eso parece- contestó el jefe de la policía, que había llegado hasta ahí guiado por los gritos. Movió el cuerpo de la joven con el pie.
- ¡Oiga, no haga eso!, ¿qué no es capaz de un poco de respeto?- le gritó él.
- En cuestiones como estas, ¡el respeto me importa un carajo!; además, ¿usted que chingados está haciendo aquí?
- Yo la encontré y; además, era su amigo.
- ¡Ahhh, entonces está usted detenido!
- ¿Detenido? ¡Pero está usted completamente loco!, ¿por qué quiere llevarme detenido?- dijo estupefacto.
- Pues porque usted es el principal sospechoso; estaba aquí cuando llegué y ; además, todo mundo sabe que un hombre y una mujer no pueden ser amigos.
- ¿Y eso qué tiene que ver, pretende detenerme sólo por esa estupidez?- replicó furioso.
- No, lo detengo también por estar jodiendo…

La noche cayó en las calles de Segarra acompañada con el sonido de los grillos y el rumor lejano del río que bordeaba el pueblo. Las casas con sus puertas cerradas parecían albergar pequeños y tranquilos mundos; sin embargo, tras de esas puertas se fraguaban historias que nada tenían de tranquilas.

- Dicen que fue el otro maestro el que la mató.
- La señora de la fonda escuchó cuando él le confesaba al jefe de la policía que eran amantes.
- A mi me dijeron que la mató porque estaba celoso del Doctor Martínez, ya ves que desde el mes pasado ella empezó a ir bien seguido a su casa, ¡que dizque porque estaba enferma!
- ¡Ja, se ha de ver ido a dar sus buenos revolcones con el Doctor!

Miró por la pequeña ventana que daba hacia la calle. Ahí adentro el calor era inimaginable y el olor lastimaba los ojos. Le parecía que la celda se volvía más pequeña y asfixiante conforme pasaba el tiempo.

- ¡Tú, arrímate pa’ca!- dijo el policía.
Aturdido, no se movió ni respondió.
- ¿Qué no estás oyendo cabrón?- gritó el uniformado.
- Yo no la mate- dijo de pronto.
- Entonces, ¿quién fue?
- ¡No sé, ya le dije que no sé!, éramos amigos; pero cuando llegue a la escuela ya estaba ahí tirada. Muerta.
- ¡Y a poco piensa que le voy a creer! Los chamacos dicen que cuando llegaron ella estaba tirada y que usted estaba ahí.
- ¿Y qué es lo que les estoy diciendo? ¡Llegué y estaba muerta! En eso llegaron mis alumnos, y fue cuando se armó el escándalo. ¡Usted está loco! ¡Esta empeñado en acusarme y todo porque no le caigo bien, yo no la mate!- gritó desesperado.
El policía le dio la espalda; él se dio cuenta de que ignoraba sus palabras. Intentó cambiar de actitud con el fin de intentar conseguir un arreglo.
- Disculpe si le he hablado de manera impropia; pero comprenda que mi situación es desesperante y pues, ¡no es para menos! Pero estoy seguro que esto se arreglará. Soy inocente y no me pueden culpar de algo que no hice.
- ¡Ja, ja!- rió estrepitosamente el policía- ¡a que maestrito tan ingenuo! ¿De cuándo acá no se puede culpar y encerrar a alguien que es inocente? ¿Pues en que país cree usted que vive? ¡No sea pendejo, si se me da mi gana puedo conseguir que lo manden a un reclusorio de esos de máxima seguridad, haber como le va ahí!, ¡ja, ja!- Se sentó mientras rascaba su grasienta calva- Ya mejor cállese no gaste saliva.
- Pero… ¡tengo derecho a un abogado!- la desesperación se apoderaba más de él.
- Puede que mañana venga el tinterillo del pueblo a ofrecerle sus servicios; eso sí usted le cae bien; sino, ¡ya se jodió!

Se dejó caer en un rincón de la celda sin importarle el desagradable olor que emanaba del piso. En su mente todo era confuso; el asesinato; las acusaciones; su amiga a la cual pudo ver la noche anterior cuando ella se dirigía a casa del Doctor.

- ¿Estás segura?- le dijo
- Completamente; ¡ella también está enamorada de mí!
- Pero, ¡está casada y uno de sus hijos es tú alumno!
- Por lo mismo, ¡tienes que jurarme que no le vas a decir a nadie; júrame que aunque sea cuestión de vida o muerte, no le vas a contar esto a nadie!
- Pero… es que- vaciló.
- ¡Por favor!, si esto se llega a saber su marido la puede matar a golpes, además el pobre niño también sufriría las consecuencias. Y lo más importante; piensa en mis padres, ellos crecieron aquí y si la gente se entera sufrirán mucho, ¡y eso no puedo soportarlo!.
- Esta bien, no le voy a contar a nadie, jamás; pero por favor, cuídate mucho; dicen que el Doctor es de armas tomar; he escuchado que ha balaceado a más de uno por poquedades; ¡imagínate si lo llega a descubrir!
- No te preocupes, seremos cuidadosas. Te prometo que nada va a pasarme.

La mañana lo sorprendió sin dormir, se sentía cansado y enfermo.

- ¿Por qué no cumpliste tu maldita promesa? ¡Me mentiste, dijiste que nada te pasaría!- murmuró cuando el tañido del campanario le avisó que la misa acababa y la procesión se dirigía al cementerio. - Buenos días- interrumpió sus pensamientos un joven alto y desgarbado- Soy José Gutiérrez, vengo a ofrecerle mis servicios; soy abogado.
- Buenos días, sé quién es usted. Me alegra que viniera, ¡creí que ni siquiera me iban a dar la oportunidad de defenderme! Supongo que ya me conoce; soy Bruno Márquez, el maestro de la primaria.
- Entiendo, ¡en este mugre pueblo se hace lo que al jefe de la policía y al Presidente Municipal se le da la gana! Y sí, ya había oído hablar de usted. Mi hermana es su alumna.
No le respondió, se sentía demasiado cansado como para iniciar una plática que en nada ayudaría a su situación.
El abogado pareció entender su silencio porque agregó:
- Dígame, usted que era tan amigo de la maestra, ¿Sabe de alguien que quisiera matarla?
- No- mintió- Laura no tenía problemas con nadie- dijo mientras imaginaba al Doctor en medio del salón de clases, disparándole a quemarropa a su amiga.
- ¿Está seguro?
- Sí- Mintió de nuevo.

La tarde cayó en Segarra. La plaza principal se fue vaciando; los perros se desaparecieron en los solares baldíos; disputándose a las únicas dos hembras de la cuadra.

Solo, en mitad de la celda, pensó en Laura; en su sonrisa perfecta y contagiosa; en sus ojos grandes –enormes de hecho-; en el olor que emanaba de su cuerpo; en la manera en que lo miraba cuando estaba triste.

Recordó la tarde en que ella le confesó sus preferencias sexuales.
- Me gustan las mujeres, quizá por eso te adoro tanto; ¡porque compartimos los mismos gustos! Ahora, al recordar aún sentía ese vacío en el estomago; esa rabia recorriéndole el cuerpo; los celos detenidos en sus puños; su voz temblorosa cuando preguntó:
- Y… ¿estás con alguien…? ¡es decir! , no sé cómo preguntar.
Ella sonrió con tranquilidad, como si entendiera su turbación.
- Aún no, pero creo que le gusto a la esposa del Doctor-contestó.
- ¿Y ella… a ti?
- Sí- dijo sonriéndole con complicidad.

Los mismos celos; la misma rabia de aquel día le revolvieron el estomago. En su mente se arremolinaron de nuevo las imágenes del día anterior: el Doctor saliendo de la primaria con un arma en la mano; ella tirada en el piso, desangrándose; con los mismos ojos de siempre; el mismo olor de siempre; sólo que… muerta.

- ¡Pendeja, estás muerta por pendeja, y yo soy más pendejo por cumplirle la promesa a una muerta!- dijo mientras golpeaba con su puño la pared.

La tarde cayó errante por las calles del pueblo. Las puertas se fueron cerrando una a una.

 - ¡Te lo dije! Ya confesó que la mató porque eran amantes.
Pos claro, ¿cuándo se ha visto que un hombre y una mujer pueden ser amigos?

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Cartones de hoy