jueves, 8 de diciembre de 2011

Negro sobre Blanco

6 de cada 10 quieren al PAN fuera de Los Pinos
Seis de cada 10 mexicanos están a favor de que el PAN abandone la Presidencia en las próximas elecciones de julio en 2012, mientras que el PRI se alza con una preferencia de 39.6% entre los ciudadanos para llegar a Los Pinos, de acuerdo a una encuesta realizada por Indicadores S.C y Eje Central.

Gobierno y PRI se enfrentan por declaraciones de FCH
El aspirante presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, manifestó su preocupación por los señalamientos del presidente Felipe Calderón respecto a la intervención del crimen organizado en las elecciones de Michoacán

Injusto, equipararme con Hitler y Milosevic: Calderón
El Presidente afirma que fue un mero tecnicismo legal el haber dicho que analiza proceder legalmente contra los miles de ciudadanos que lo acusaron de crímenes de guerra ante la Corte Penal Internacional 

Se disparó 87.5% el precio del kilo de tortilla de 2006 a la fecha
A principios del sexenio con un salario mínimo se podían comprar 8.1 kilos, ahora sólo 5.25
http://www.jornada.unam.mx/2011/12/08/economia/029n1eco

Andrés González - Cartón de hoy


Carlos Loret de Mola- La ´guerra sucia´ contra Peña Nieto

El gazapo del priísta Enrique Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara desató una actividad electoral en los medios de comunicación no regulados por el Instituto Federal Electoral que exhibe la marca de la campaña en curso.

Como la cada vez más ridiculizada reforma electoral metió en un corsé a los contendientes porque prohíbe los ataques a candidatos y partidos en discursos abiertos y en participaciones y spots de medios tradicionales supervisados por el IFE (radio, prensa, revistas, televisión), es claro que las redes sociales e Internet en general se han convertido en campo fértil para lo que de "dientes para afuera" dicen todos los partidos y candidatos que quieren evitar: la "guerra sucia" política, las "campañas negras". Y no tengo duda que las habrá de todos contra todos.

La tunda a Peña en redes sociales va desde el inevitable ácido del planeta Twitter hasta lo que podría ser una campaña con financiamiento escondido para atacar al precandidato único priísta.

Si se escribe "Peña Nieto" en el casillero de búsqueda del más exitoso portal de videos en el mundo, YouTube, aparecen muchos de la reciente pifia pero en primer lugar se presentan, en un recuadro especial, bajo el rubro "Videos destacados", uno subido por "elibreciudadano" el 8 de agosto de 2011 llamado La alianza Peña Nieto-Salinas-Gordillo-Televisa y otro subido por "carlosmiami78" el 6 de junio con el título Enrique Peña Nieto gasta millones de dólares USD en Beverly Hills. Ambos presentan un catálogo de acusaciones, muchas de ellas ya demostradas sin sustento.

Pero más allá de eso, que está sujeto al análisis de los electores, lo interesante es lo que YouTube explica sobre cómo cataloga los "Videos destacados":

"La sección de videos destacados incluye principalmente videos de los miles de socios de YouTube, pero también puede incluir videos de usuarios populares en este momento o que hemos incluido anteriormente en la sección Videos del momento. Estos videos se alternarán automáticamente a lo largo del día para ofrecer siempre un contenido variado. Los videos destacados no son anuncios ni colocaciones pagadas, pero incluyen contenido de los socios con quienes tenemos una relación comercial".

En circunstancias normales, esto obligaría a una investigación del IFE para determinar si alguien está invirtiendo dinero en el medio de comunicación con el objetivo de promover contenidos políticos y si eso se contabiliza como gasto de campaña. El asunto es que Internet es Territorio Comanche, como diría Pérez-Reverte.

Saciamorbos
Me parece una bajeza inaceptable que rebasa de nuevo cualquier frontera ética el atacar a una menor de edad e incluirla, con rango de adulto y casi de contendiente, en la campaña política. (Si el mundo fuera al revés, serían los primeros en gritar: ¡guerra sucia!, ¡guerra sucia!, como si tuvieran del término propiedad privada).

carlosloret@yahoo.com.mx 


Lo mismo en http://www.vanguardia.com.mx/la%C2%B4guerrasucia%C2%B4contrapenanieto-1166092-columna.html

Leo Zuckermann - Elecciones y crimen organizado

¿Qué información tiene el Presidente para decir algo tan delicado?

Me preocupa el discurso del Presidente sobre la creciente influencia del crimen organizado en las elecciones, tanto si es verdad o sólo retórica electoral.

En los últimos días, Calderón ha insistido en que "está pasando algo muy grave que es la presencia del crimen organizado en las elecciones". Argumenta que no sólo se refiere al reciente caso de Michoacán sino a una amenaza para "la vida del país". ¿Qué información tiene el Presidente para decir algo tan delicado? Porque si es verdad que el crimen organizado está cada vez más metido en las elecciones, esto quiere decir que los mexicanos estamos perdiendo a nuestro Estado. Los gobernantes ya no estarían siendo elegidos libremente por los ciudadanos sino impuestos por los criminales. En otras palabras: estaríamos en camino hacia un Estado fallido. Quizá por eso el Presidente promete "martillar esa verdad hasta que quede plasmada en la conciencia nacional".

Ahora bien, también podría tratarse de retórica partidista con fines electorales. El Presidente podría estar utilizando este argumento para convencer al electorado de que el crimen organizado está apoyando al PRI y que un voto a favor de este partido implicaría apoyar indirectamente a la delincuencia.

Véase lo que comentó Calderón el martes en un discurso en el PAN: "Antes amenazaban con quitarles los apoyos, hoy amenazan a la gente que si vota por el PAN le quitan la vida, y eso no se puede tolerar ni puede pasar como un episodio más". El Presidente no lo dice pero ¿cuál era el partido que antes amenazaba con quitar apoyos si no votaban a favor de éste? ¿Acaso no era el PRI? ¿Cuál es el que ahora amenaza con matar en caso de votar por el PAN? El Presidente no lo dice pero.

Calderón reflexiona: "¿A quién beneficia la acción de los criminales y a quién perjudica? Es una pregunta clave que el país tiene que responder. Por lo pronto, ya sabemos a quién perjudica: perjudica al PAN, a sus mejores alcaldes, al mejor alcalde que hayamos tenido, y perjudica al pueblo de México". El Presidente se refiere al alcalde de La Piedad quien fue asesinado cuando hacía campaña a favor del PAN en las pasadas elecciones michoacanas. Se trata, sin duda, de un acontecimiento lamentabilísimo. Pero, por desgracia, los homicidios de políticos no han sido exclusivos de panistas. También ha habido de otros partidos. El crimen organizado incluso mató al virtual gobernador de Tamaulipas que era priista. En suma, el asesinato de políticos no sólo ha perjudicado al PAN.

En su discurso, Calderón ofrece otra prueba del involucramiento del crimen en las elecciones: "El desplegado publicado a plana entera circulando a plena luz del día, en el periódico de mayor circulación" de La Piedad. El día de las elecciones, a.m. publicó un desplegado que decía: "A toda la población le queremos decir que no queremos más PAN en ningún nivel de gobierno, ya que tienen pactos con grupos que roban, extorsionan, violan y secuestran a gente inocente. No usen playeras ni propaganda del PAN, no queremos confundirlos y que haya muertes inocentes". Se trata, otra vez, de un hecho lamentabilísimo. Pero, ¿de verdad este desplegado es una prueba "palmaria y fehaciente", como dice Calderón, de "la presencia del crimen organizado en las elecciones"? Yo pregunto: ¿Quién pagó el desplegado? ¿Por qué el periódico lo publicó? ¿El gobierno federal ya lo investigó? ¿Cuál fue el impacto real que tuvo en el electorado michoacano?

Si la muerte del alcalde de La Piedad y el desplegado de a.m. son las únicas pruebas que ofrece el Presidente, me parece entonces que su discurso es más bien parte de una estrategia electoral para vincular al PRI con el crimen organizado. Y eso también debe preocuparnos. Se trata de una nueva estrategia del PAN para meterle miedo al electorado y que podría terminar polarizando a la sociedad. Si en 2006 los panistas argumentaron que López Obrador era un "peligro para México", en 2012 el peligro serían los priistas por sus presuntos lazos con la delincuencia organizada. Y, por descarte, los únicos políticos impolutos de México resultarían ser los panistas.

Twitter: @leozuckermann

Lo mismo http://www.excelsior.com.mx/index.php?m=nota&seccion=opinion&cat=11&id_nota=792749

Ciro Gómez- Peña Nieto responde que no eliminará el Seguro Popular

Pregunté ayer aquí si Enrique Peña Nieto tenía en sus planes eliminar el Seguro Popular. La duda surgió al leer un par de párrafos de su libro México, la gran esperanza (páginas 37 y 38).

Ayer mismo, a pregunta expresa sobre La historia en breve, el líder en las encuestas se deslindó de inmediato: “No, de ninguna manera pienso eliminarlo”. Y criticó: “Sí observé ese señalamiento y me parece que es impreciso y no refiere el espíritu de lo que señalo en mi libro”.
Y explicó: “Yo he señalado la necesidad, y es la propuesta que he formulado al interior de mi partido, de crear un seguro social universal, un nuevo sistema de seguridad social universal que amplíe y complemente lo que actualmente tiene el Seguro Popular. Porque el Seguro Popular solamente permite, en estricto sentido, garantizar, no plenamente todavía, pero garantizar el acceso a la salud”.
Luego detalló lo esencial: “Lo que propongo es que ese sea el sustento y que el beneficio se amplíe a tres más: el seguro para riesgos de trabajo, el seguro contra desempleo y la pensión para el retiro. Hoy, el Seguro Popular sólo cubre uno de los cuatro beneficios básicos que un sistema de seguridad social debería garantizar a todos los mexicanos”.
Concluyó: “Es incorrecto decir que propongo la eliminación del Seguro Popular. Todo lo contrario. Lo que propongo es la mejora y ampliación en los beneficios que un sistema de seguridad social debe garantizar a todos los mexicanos”.
Registro la respuesta. Qué buena noticia. Lo escribí ayer también: “Espero que sea sólo problema de una redacción apresurada y que lo que Peña Nieto haya querido decir es que el programa se mantendrá fortalecido”.
El Seguro Popular, pues, goza de buena salud.

Carlos Marín - Culpan a los ausentes, no a los asesinos.


José Trinidad de la Cruz (74 años) es uno más de varias decenas de comuneros de Ostula (Aquila, Michoacán) que han sido asesinados en dos años y medio a manos de bandas que sirven a despojadores de tierras por hacer lo que ninguna autoridad: defenderse de agresiones.
Era buscado desde antier, cuando pistoleros armados lo secuestraron mientras iba hacia su casa en compañía de otros integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (que lidera Javier Sicilia).
Con huellas de golpes e impactos de bala, su cuerpo fue descubierto ayer por una partida militar.
Hace dos meses, otro activista de la comuna, Pedro Leyva Domínguez (34 años), también fue asesinado.
Para la oportunista “Asociación de Abogados Democráticos”, el homicidio de José Trinidad es una “ejecución extrajudicial”, dizque porque la Policía Federal no protegió a la caravana, facilitando el secuestro y asesinato del activista.
Sí, Chucha.
¿Pues no son éstos los que también promueven la claudicación del Estado ante la delincuencia y el retorno de los efectivos federales a sus cuarteles?

Lorenzo Meyer- ¿Estábamos mejor cuando estábamos peor?

El sentido de una interrogante sin sentido

La pregunta que da título a esta columna se ha formulado innumerables veces como interrogante o afirmación en conversaciones aparentemente superficiales donde se evalúa el estado que hoy guarda la situación general de nuestro país. Se plantea como una broma seria o con una seriedad bromista, y suele ser una manera de pasar un juicio negativo sobre la situación que guarda la seguridad, o el crecimiento de la economía en México, pero igual podría también relacionarse con el estado de la educación, de la laicidad, de la política exterior, de la energética, del papel del Ejército, etcétera.

Sin embargo, lo que hoy más se extraña del pasado inmediato -de ese al que política y moralmente le daba sentido la lucha contra el autoritarismo priista- es que entonces se mantenía y crecía la esperanza de alcanzar un futuro político digno, incluso brillante. Hasta finales del siglo pasado, el esfuerzo de los mexicanos inconformes por llegar a la democracia política estaba impulsado por un supuesto muy optimista: cuando ésta finalmente se alcanzara, México tendría otra vez vía libre para encaminarse a una etapa superior de su desarrollo, no sólo material sino también moral.



· ¿Volver a la época de los dinosaurios?

El sin sentido de la frase "estábamos mejor cuando estábamos peor" puede interpretarse en la coyuntura actual no como una añoranza real del pasado priista y sus virtudes intrínsecas -que no las tuvo-, sino como resultado de la desilusión de la transición política encabezada por el PAN y como una cierta resignación ante lo que hasta hoy nos dicen las encuestas de opinión: la posibilidad del retorno del PRI a la Presidencia en 2012. La resignación ante la perspectiva de que la política mexicana vuelva a caer en manos de quienes la monopolizaron por 71 años, está alimentada no por alguna gran esperanza sino por una gran desilusión: por la fatiga de un largo empeño que no dio frutos. Se trata, en el mejor de los casos, de una esperanza extenuada, muy cercana al cinismo: que los corruptos pero fogueados políticos del PRI puedan detener el actual proceso de desintegración de lo que queda de un proyecto nacional, de poner fin a una conducción política blanquiazul que resultó incapaz de cumplir con su promesa, que ni siquiera entendió la naturaleza de los procesos que desató -en particular el de la "guerra" contra el narcotráfico- que no tuvo la enjundia para confrontar a los poderes fácticos a fin de remover esos enormes obstáculos para nuestro desarrollo que significan los monopolios, el sindicalismo rémora que controla la educación o Pemex y, desde luego, que en vez de combatir la corrupción pública endémica decidió sumara a ella.

Pero ese desahogo de las frustraciones por la vía de propiciar el retorno de quien tiene -y mantiene- en el centro de su biografía el autoritarismo y la corrupción, es una insensatez. Si el PRI regresa a "Los Pinos" pudiera construir una coalición gobernante más eficaz para legislar que el PAN pero al precio de cancelar la perspectiva de un cambio, de un futuro mejor, al menos por uno o varios sexenios. La energía política que se generó desde una parte de la ciudadanía con el neoperonismo en 1988, con el foxismo en el 2000 o con el lopezobradorismo en el 2006 sería muy difícil de recrear por cuarta vez para el momento en que México volviera a tener su siguiente gran cita con las urnas en 2018. Y es que la esperanza también se fatiga y se torna indiferencia cuando no cinismo.

Si en el pasado y todavía hoy algunos sectores de la sociedad mexicana, los más inquietos e imaginativos, tuvieron o tienen confianza en las posibilidades de un futuro razonablemente mejor, con el posible retorno a "Los Pinos" del partido que Plutarco Elías Calles fundó en 1929, el futuro se queda ayuno de promesas. Si el PRI vuelve, vuelve el espíritu del "Grupo Atlacomulco" que está caracterizado por muchas cosas, menos por la generosidad y la honradez. Además, retornaría con un elemento adicional: empleará lo que aprendió en su "travesía por el desierto" de los dos últimos sexenios que estuvo en la oposición -lo que aprendió en sitios como el Estado de México o Veracruz donde evitó que la ola democratizadora lo sacara de su lugar- para que no le vuelva a pasar lo del 2000, de tal manera que los 82 años de un dominio ininterrumpido en el Estado de México se convertirían en un siglo y más.

Y si las tendencias no son revertidas por la izquierda (o por la propia y desgastada derecha panista), sacudirnos después de 2012 a un PRI que sigue sin cambiar su idea de que el poder se hizo para abusar de él -el affaire Moreira es el ejemplo más reciente y claro de esa actitud- pudiera llegar a ser una tarea más difícil de lo que fue en el 2000.



· El pasado como época mejor

Hay que reconocer que la añoranza que algunos tienen del pasado priista pareciera tener ciertas bases económicas. Sin embargo, debe subrayarse que no se trata de todo el periodo en que dominó el PRI, sino sólo de una parte: de aquella en que la economía estaba basada en el mercado interno, pues ese panorama cambió y radicalmente a partir de 1982, es decir cuando la lógica del mercado y de la globalización sentaron sus reales.

De acuerdo con las cifras disponibles, el Producto Interno Bruto de México tuvo un crecimiento anual promedio de apenas 0.18% con Miguel de la Madrid, de 3.9% con Carlos Salinas y de 3% con Ernesto Zedillo. Es decir el PRI del neoliberalismo y la globalización presidió un crecimiento promedio anual del PIB de apenas 2.49%. En contraste, el promedio anual de crecimiento del PRI del nacionalismo revolucionario, de entre 1935 -primer años del gobierno del presidente Lázaro Cárdenas- hasta 1982 -el último año del gobierno de José López Portillo- fue de 6.07% (José Luis Calva, El Universal, 17 de junio, 2005). Sin embargo, el PRI que regresaría en 2012 sería el del fracaso económico, el de Carlos Salinas -hoy su cercanía con Enrique Peña Nieto es pública y notoria-, es decir, el del raquitismo y no el del crecimiento del 6%, que en su época fue considerado "el milagro mexicano". Hoy, cuando China crece al 9 o 10%, apenas si sería el mínimo aceptable.

Claro que si el crecimiento del PIB de las últimas tres administraciones priistas resultó raquítico fue en parte por los errores cometidos por los gobiernos también priistas que les antecedieron -los de Luis Echeverría y José López Portillo. El desempeño en este rubro de las dos administraciones panistas, las de Vicente Fox y Felipe Calderón, ha resultado peor: de apenas del 1.5% anual en promedio (El Universal, 1o. de diciembre). Es pues en el campo del crecimiento global de la economía y en su reflejo en el aumento de la pobreza y la debilidad del empleo -según cifras del INEGI, del 28% de los mexicanos entre los 14 y 29 años que ya son asalariados, sólo pueden serlo parcialmente a lo largo del año (Reforma, 12 de agosto, 2011)-, que se puede encontrar un apoyo en los datos a la idea de que el pasado pudo haber sido el de un tiempo mejor. Obviamente, también ocurre lo mismo al examinar el panorama de la violencia, pues aunque la inseguridad ciudadana viene de lejos -robos, asaltos y secuestros-, ahí también se encuentra una base numérica para justificar la nostalgia. La cifra de 11,583 muertes violentas relacionadas con el narcotráfico en 2010 ya fue superada en 2011 pues, a partir de 2007, cada año la situación en este campo es peor que en el anterior.



· Lo que no debemos echar de menos

El régimen priista se caracterizó, entre otras cosas, por su corrupción. Es verdad que los dos últimos sexenios panistas no mejoraron en nada esta situación, pues los nuevos responsables de la conducción política -y aquí debe de incluirse no sólo al PAN sino a buena parte de los gobiernos locales del PRD- simplemente decidieron nadar usando la corriente y aprovecharon en su beneficio "los usos y costumbres del PRI". La calificación que México ha sacado en los índices de Transparencia Internacional avala esta afirmación, pues nos dicen que seguimos siendo calificados como uno de los países donde la corrupción es la norma y no la excepción. En 2001 sacamos 3.7 sobre 10 en este rubro pero en el transcurso del panismo ya bajamos a 3. Vamos pues hacia atrás (cpi.transparency.org/cpi2011/results/).
 
· Conclusión

Si finalmente una mayoría relativa de los ciudadanos mexicanos opta el año entrante por sostener que "estábamos mejor cuando estábamos peor", reivindicarían nuestra vieja condición de súbditos y no de ciudadanos. Ojalá no sea el caso.



Leído en http://www.reforma.com/editoriales/nacional/637/1272822/

Ricardo Ravelo -El fracaso (Reportaje sobre 5 años de la guerra al narco)

Ahora que el país entra al sexto año del funesto gobierno de Felipe Calderón, cada vez son más numerosas las voces que consideran que su cruzada para contener al narco –la apuesta principal de su administración– ha sido un fracaso. Así lo reconocen incluso integrantes del propio gabinete como Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública, y Ramón Pequeño, jefe de la División Antidrogas. Consultado por Proceso, un exfuncionario del Cisen, Carlos Antonio Flores, sostiene que al inicio de su gobierno el presidente contaba con datos y elementos acerca del problema que sobrevendría, pero no actuó a tiempo ni de la manera correcta, y optó en cambio por un combate “plagado de improvisación”.


Aun año de que concluya el gobierno calderonista, la crisis de inseguridad en el país se agudizó y amenaza con escalar todavía más: las matanzas se incrementan, los pactos entre cárteles se rompen y las bandas
se multiplican, el narcotráfico en general aumenta sus controles territoriales y el Estado muestra cada vez mayor debilidad frente a los embates del crimen organizado.

Ante el fracaso evidente de la política antidrogas del gobierno federal, los propios funcionarios del gabinete reconocen fallas de estrategia.
En febrero pasado, en su comparecencia ante la Cámara de Diputados, el titular de la Secretaría Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna, admitió ante los legisladores que la administración calderonista no ha podido consolidar una política de Estado para combatir el crimen organizado.
Pero García Luna –quien lleva dos sexenios en tareas de seguridad: durante el sexenio de Vicente Fox se desempeñó como director de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y desde 2006 está al frente de la
SSP– no es el único funcionario que admite el fracaso de la estrategia antidrogas.

El pasado 23 de noviembre, Ramón Pequeño, jefe de la División Antidrogas del gobierno federal, declaró que la batalla contra los cárteles no ha rendido los frutos deseados, debido a la penetración del narco en la sociedad y a la falta de respuesta de los gobiernos locales. En una conferencia que impartió bajo
el tema Lucha contra las drogas en México, organizada por El Colegio de México, el funcionario añadió que lo que vino a dar “todo el cambio en la lógica de la racionalidad como venían funcionando los grupos fue la incursión de Los Zetas en el esquema de distribución de los territorios. ¿Por qué? Porque anteriormente había un lazo de consanguinidad (…) dentro de los cárteles, que (era) la parte de la lealtad que se tenía al interior de las organizaciones criminales: Tú casado con mi hermana; yo casado con tu tía. Así se iba armando el tema”.
Si bien Pequeño negó que el territorio nacional esté bajo dominio de Los Zetas, explicó que cuando ellos “entran en escena tienen una idea de cuerpo completamente diferente y tienen una lógica de control territorial muy grande, como cualquier militar. Entonces, ellos buscan el control territorial, lo detonó la violencia.
Primero, por el combate entre las distintas facciones y por la participación de policías municipales en algunas bandas”.

La violencia que viene
Lo cierto es que en este contexto la guerra entre las bandas delincuenciales y el gobierno federal ha cobrado mayor intensidad, pues los grupos criminales son “verdaderos ejércitos paramilitares” y actúan con más saña, afirma por su parte Carlos Antonio Flores Pérez, exfuncionario del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) entrevistado por Proceso.  Adscrito actualmente al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), el especialista en temas de seguridad y crimen organizado
va más allá: sostiene que en la recta final del sexenio calderonista “se espera mayor violencia, golpes a la clase política, a los grupos empresariales y probables atentados contra aviones comerciales y derribamiento de aeronaves oficiales, como ocurrió en Colombia en los tiempos más terribles que vivió ese país”.
Según Flores Pérez, es factible que el narcotráfico ejerza mayor violencia hacia los hombres del poder, incluso atentados a gobernadores, legisladores, alcaldes y empresarios connotados, pues la descomposición
de México empieza y esta crisis aún no toca fondo. E insiste: En el peor momento colombiano comenzaron los estallidos de bombas. Ese momento parece acercarse para México en medio de su crisis de gobernabilidad.

Asegura que no se esperan mejores condiciones de seguridad al finalizar el sexenio, pues el Estado ya no tiene capacidad de contención debido a que el crimen organizado está desbordado en sus planes de control territorial.

Y en lo que atañe a la elección presidencial de 2012, afirma que no existe ningún elemento para dudar de que el crimen organizado participará activamente en ese proceso electoral, tal como ocurrió en Michoacán en noviembre último; ahí, dice, sin duda influyó con sus instrumentos de terror para inclinar el resultado hacia
su conveniencia de mantener el control territorial a cualquier costo.
–La estrategia gubernamental para atacar al crimen organizado ha tenido muchas fallas. Desde su punto de vista, ¿puede ya ser juzgada como un rotundo fracaso? –se le inquiere.
–Es deplorable. Estamos inmersos en una espiral de violencia sin fin y veo que esta crisis aún no ha tocado fondo. Hay una lógica de fragmentación de los grupos del crimen organizado, pero paralelamente surge
el paramilitarismo ligado al narcotráfico.
“Lo vemos en Los Zetas: también en Sinaloa, con sus brazos armados, como los Ántrax, y es muy claro en La Familia Michoacana. Esta evolución no la advirtió el gobierno federal a pesar de que desde 2006 ya había
datos y muchos elementos de cuidado que no se atendieron. Aun así, se optó por un combate plagado de improvisación.”


En relación con el viejo proyecto de que  el país cuente con una policía eficaz para enfrentar a los cárteles, comenta: “No habrá policía eficaz si no hay gobierno eficaz; no habrá cuerpos policiacos sanos si no hay una tarea de gobierno sana; no habrá grupos policiacos depurados si el poder no se depura a sí mismo”.
–¿Y el Ejército? ¿Acaso vamos a vivir con un país militarizado?
–No hay alternativa. El Ejército no puede salir de las calles en este momento. Es muy peligroso. La clase política está envuelta en el caos y el presidente ha perdido el rumbo. El gobierno de Calderón terminará apuntalado con los militares; sin ellos el país se precipitaría a un abismo aún peor.  Es urgente que el Estado se rearticule y retomelos controles que ha perdido.


Y el monstruo creció
Al iniciar la cruzada del gobierno calderonista contra la delincuencia organizada en 2006, el país estaba controlado por seis cárteles: el del Golfo, el de Sinaloa, Los Zetas, el de Juárez, el de Tijuana y el de La Familia Michoacana. Este último había irrumpido en Michoacán y pronto dio muestras de su violencia y poder de corrupción.
La guerra estaba centrada en la lucha territorial que enfrentaban Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, y Eduardo Costilla, El Coss, por el control de Tamaulipas. Un año después, la Drug Enforcement Administration (DEA) advirtió que entre los cárteles que comandaban los capos, el de Sinaloa y
el del Golfo, respectivamente, estaban negociando un arreglo, que tiempo después se consumó.
A pesar de la intensa actividad militar en el país, ambos grupos negociaron con libertad; incluso intentaron una alianza de cárteles para poner fin a la larga etapa de confrontaciones. No obstante, ese acercamiento provocó
rupturas: Los Zetas rompieron su vínculo con el cártel del Golfo a principios de marzo de 2010 y optaron por independizarse.
Hoy, sus integrantes disputan el control del territorio nacional con las otras bandas criminales. El cártel del Golfo se alió con La Familia Michoacana para crear en su entorno brazos operativos y armados como La Resistencia, el Cártel de Guadalajara Nueva Generación, Los Pelones y Los Ántrax, éstos dos últimos
considerados el grupo de choque que ejecuta las matanzas y los ajustes de cuentas de los sicarios de las organizaciones rivales. Pero Los Zetas, el grupo más beligerante, según las autoridades federales, no se quedaron solos en el escenario nacional. Pronto se asociaron con la organización de los hermanos
Beltrán Leyva, que a su vez se había escindido del cártel de Sinaloa, y con el cártel de Juárez, acérrimo rival de la organización que comanda El Chapo Guzmán.
La guerra entre los cárteles no cesó, pese a la multiplicada presencia militar. La violencia cobró mayor intensidad, pues ya no sólo era por el negocio de las drogas, sino por el control territorial.
Para Flores, los enfrentamientos transformaron a los grupos criminales: “Ya no son cárteles que operan al viejo estilo, que tienen una región controlada y que sólo les interesa el negocio de las drogas. Hoy son grupos paramilitares y dominan todo tipo de actividades ilegales mediante las cuales obtienen dinero para mantener sus estructuras de pie”.
Según el investigador del CIESAS, el mapa criminal se fue transformando en la medida en que los cárteles se volvieron más poderosos mediante alianzas y la obtención de armamento de mayor poder.
E insiste: el fracaso del gobierno fue claro desde el momento en que, conforme los cárteles cambiaban sus esquemas de operación, las autoridades federales no pudieron modificar su estrategia y se conformaron
con mantener la contención a base de policías y militares. Ese fue el error. –¿Se entrampó el gobierno? –se le pregunta a Flores.
–No supo enfrentar los cambios del crimen organizado y atacarlo con mejores estrategias e inteligencia. A esto hay que sumarle la corrupción institucional, uno de los problemas más perniciosos que hasta la fecha impide la verdadera depuración de las corporaciones policiacas. El problema de las policías no es sólo su falta de profesionalización y de capacidad. Su problema mayor es que no se han depurado en años, pero esta depuración se concretará sólo cuando se depure el poder político, origen de todos los males.


“Las policías históricamente han tenido función de intermediarios entre el crimen organizado y el poder, pero como en el poder priva la corrupción desmedida, las policías son un reflejo claro de la pudrición que hay en la cúpula del poder.”
El fracaso oficial fue aún más evidente, reitera, no sólo por la falta de contención de los grupos criminales, sino porque en el transcurso de la guerra contra el narco surgieron nuevos cárteles que terminaron por controlar el país.
En Guerrero, por ejemplo, surgió el cártel del Pacífico Sur, escisión de la organización Beltrán Leyva, que tuvo como cabecillas a Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, y a Sergio Villarreal Barragán, El Grande,
ambos actualmente presos por sus nexos con el crimen organizado. También irrumpieron Los Caballeros
Templarios, escisión de La Familia Michoacana, y cuya base de operaciones se encuentra en el estado de Michoacán, una de las entidades más disputadas precisamente por ser considerada la puerta de entrada al
Pacífico mexicano. Jalisco, que desde los ochenta no tenía un cártel, se convirtió en lugar de asiento del Cártel de Guadalajara Nueva Generación, de La Resistencia y de los llamados Matazetas, los cuales están ligados al cártel de Sinaloa, la organización más poderosa de México y cuya presencia se extiende a más de 48 países. Otros territorios, donde hasta hace poco no había violencia, como Veracruz, fueron sacudidos por ella. Tan pronto concluyó el gobierno de Fidel Herrera Beltrán, un grupo de matazetas llegó desde Jalisco y
arremetió contra los sicarios de esa organización paramilitar. Hoy le disputan ese codiciado territorio e intentan sentar sus reales en buena parte del Golfo de México.

En manos de criminales
De acuerdo con Carlos Flores, aun cuandoel gobierno de Felipe Calderón mantiene su discurso triunfalista frente al crimen organizado y así continuará hasta el final de la administración, ese discurso no se sostiene.
Dice que las detenciones de criminales y los decomisos de dinero y droga no son golpes suficientes para garantizar la seguridad del país. Eso ha quedado claro en cinco años de administración calderonista: “Hay muchos arrestos, decomisos cuantiosos de drogas, pero la evaluación del rendimiento institucional no alcanza,
no es suficiente. En consecuencia, tenemos un resultado deplorable en materia de seguridad. No se han cumplido los objetivos trazados al arranque del sexenio en el sentido de dar mayor seguridad y de rescatar
los espacios públicos.
Hoy el país está en manos de los criminales.

“Lo peor de ese escenario es que a nivel de municipios priva una aguda crisis de gobernabilidad, que se agrava por la penetración de los grupos criminales en la política.
Y no quiere decir que a ellos les interese el poder político, sino que están llevando al poder a personas afines a sus intereses. Su objetivo es mantener el control territorial. Eso es lo que más les importa.”
–¿Cómo ve a la clase empresarial? ¿Cree usted que despierte y se asuma y exija seguridad?
–No la veo activa. La observo al margen de los problemas, pero esa pasividad no es sana. Nadie duda que a ellos les llevará también la violencia, como ocurrió tristemente en Colombia. El desenlace del sexenio será muy difícil. No podemos esperar otra cosa más que mayor violencia. En Colombia fueron dinamitados los clubes donde los empresarios se refugiaban. En México todo puede pasar. Nadie está exento.
Y se explaya: “Hay muchos componentes que permiten sostener la tesis de una mayor crisis. La impunidad, la corrupción institucional agravada, el paramilitarismo ligado al narco y la parálisis oficial. Los casos
relevantes, como la Operación Limpieza, se han caído; las acusaciones contra personas ligadas al crimen no se concretan. Y aunque este gobierno ha golpeado las estructuras criminales, ha dejado libres a sus cabezas.
“La estrategia de seguridad es una parte importante en el combate criminal, pero no es lo único. A la estrategia del gobierno le han faltado otros componentes, como el desmantelamiento patrimonial, golpear
los negocios donde se invierte el dinero sucio y alentar la participación social. “Es muy desalentadora la cifra de que 7 millones de jóvenes no tienen estudio ni acceso a un trabajo digno. Y con el hecho de pensar que 10% de ellos pueden ligarse al crimen organizado, tendríamos un escenario
aún más preocupante, pues veríamos a los grupos criminales muy fortalecidos frente a un Estado que no sabe cómo enfrentar el problema. Además, con acciones de fuerza no se puede resolver nada.
“Es claro que ningún grupo criminal puede invadir o controlar al Estado en su conjunto, pero esto no implica que no estén en condiciones de invadir ciertos pedazos del Estado y generarle atrofia institucional, como ocurre ahora. “La guerra contra el crimen organizado no es desechable; fue un intento positivo del presidente Calderón, pero es claro que no pudo con el problema. Hay que rediseñar la estrategia, hacerla más integral para recuperar territorios. Con la actual estrategia el resultado es intrascendente.”
Según el entrevistado, la guerra por el control territorial la protagonizan el cártel de Sinaloa y Los Zetas, quienes consideran que el grupo del Chapo Guzmán cuenta con protección institucional. La versión
se refuerza con el juicio que enfrenta Vicente Zambada Niebla en Estados Unidos y en cuyas audiencias preparatorias salieron a relucir evidencias de supuestos arreglos entre la DEA y el cártel de Sinaloa a
cambio de información. –¿Es necesario pactar con el narcotráfico? –No se puede pactar con los narcos. No
son insurrectos y es una apuesta inviable. El próximo gobierno no podrá hacerse a un lado frente al problema. Debe articular una estrategia más razonable y enfocar las soluciones al combate de la violencia. Yo insisto
en que deben depurarse las policías, pero antes debe depurarse el poder político. Sin autolimpieza no hay futuro.

Leído en Revista Proceso 1831